El pacto

Eduardo F. Naranjo C.

El cacareado pacto social del Gobierno, a fin de salvarse, es la total entrega del mando a la derecha plutocrática, copada por corsarios del puerto y otros aprendices. Las consecuencias serán visibles de inmediato y caerán, naturalmente, sobre los que menos tienen: está escrito.

No hay norte económico que beneficie al país como estructura. Las medidas solo favorecen a los que poseen el capital, no siempre bien habido, y al círculo de esbirros y lambiscones; para el resto, solo palo. Pacto que nos lleva a un estado de experimento social donde la hegemonía consolidará el viejo plan de los ultras.

Las historias se repiten y los ejemplos no bastan. Argentina, como nosotros, entregada al FMI, terminó endeudada ‘hasta las patas’ y veremos las próximas elecciones hacia dónde van los votos de una población angustiada y defraudada continuamente que, posiblemente, no encontrará solución a sus problemas, y el mundo seguirá andando como dice el tango.

Vamos en la misma incierta dirección, pero la pagaremos caro con este tipo de gente trepada en el poder y cínicamente apoyada por algunas empresas mediáticas que cuentan y recuentan su trama, buscando aturdir a las masas.

La democracia que creíamos se diluyó como espuma. Sentimos un panorama de tenebroso venir y sin ninguna solución, teniendo tanta riqueza que podría haber convertido a nuestro Ecuador en un país de encanto y atracción.

Buena parte de capitales forjados y extraídos aquí, se hallan en el exterior esperando volver si encuentran la rentabilidad que esperan, que siempre es bastante más de lo normal. El pacto sellará la entrega de una ganancia de las izquierdas, al goce de las derechas porque la gente todavía cree a los embaucadores, sin participar en la discusión de ideas como lo exige la razón y que sin valorar su voto aportan a la ruleta rusa.

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