Amenaza atómica

Santiago Pérez Samaniego

Un problema mayor que supera a las grandes plagas de la humanidad (peste, hambre, pobreza) es sin duda la guerra, hecho no vinculado a factores naturales sino más bien a la actividad propia y consciente del hombre.

Posiblemente, desde la guerra fría, el mundo no había sido testigo de expresiones y acciones tan beligerantes en relación a la guerra por parte de los líderes mundiales. Me refiero específicamente al discurso del primer mandatario de los EE.UU. ante la Asamblea General de la ONU, quien abiertamente, ha mostrado una postura desafiante y conflictiva en relación a Corea del Norte. Expresiones como “destrucción total” o Estado paria (estado con una conducta fuera de las normas internacionales) fueron los puntos a resaltar de su intervención.

Uno de los mayores peligros que atentan la paz y la seguridad internacional en la actualidad es sin duda el desarrollo del programa nuclear y prueba de misiles por parte de Corea del Norte, un último recurso para un Estado que adopta una política de aislamiento y confrontación internacional, caracterizado por un fanatismo ideológico, militarización, violación de derechos humanos y estricto culto a la personalidad. Las alertas internacionales respecto a Pyongyang se encuentran en su punto más álgido. Las mutuas incitaciones de guerra con EE.UU. y sus aliados (Seúl – Tokio) y el llamado a una coalición internacional que actúe con contundencia en la Península Coreana podrían traer consecuencias geopolíticas catastróficas con una posible confrontación militar, pudiendo incluir peligrosamente en el conflicto a Rusia y China como actores geográfica y políticamente cercanos, hasta ahora pasivos en la disputa.

La carta de Constitución de la Unesco sabiamente señala: “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz.” Por esto, es tan importante el trabajo individual y colectivo en la construcción de sociedades pacíficas y armónicas que utilicen el diálogo, la mediación y la negociación como estrategias en contra del uso de la fuerza para resolver conflictos. (O)

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