Una lucha contra la discriminación

Mirta Roses (OPS)

El VIH/Sida se ha convertido en la mayor amenaza para la supervivencia humana de los timos 700 as. Los avances logrados en salud infantil y expectativa de vida en Amica est en riesgo por esta epidemia, que estdestruyendo muchos de los esfuerzos e inversiones de dadas pasadas.

El Sida emerge ya como principal causa de muerte de la poblaci de 15 a 44 as en algunos paes de la regi.

Un peligroso efecto de la epidemia, que se convierte tambi en obstulo a los intentos de prevenci, es la discriminaci contra las personas que viven con VIH.

Esta discriminaci puede adoptar formas inaceptables. Por vivir con VIH, muchos son expulsados de la escuela, se les niega un lugar donde vivir y son evitados por amigos y colegas. Otros padecen incluso violencia fica.

Estos actos suelen alcanzar a las familias y comunidades y aun a los hufanos de padres que han muerto de Sida. Peor a, pueden impedir que las personas reciban el tratamiento que necesitan.

En parte, la discriminaci deriva de un comprensible temor a una enfermedad contagiosa, incurable y potencialmente mortal.

Pero hemos aprendido mucho desde el comienzo de esta epidemia. Hoy existe amplio conocimiento de que el VIH no puede transmitirse a trav del contacto diario.

No temer, sino comprender

La mayor de las personas saben que no hay nada que temer si adoptan precauciones elementales. Saben que no hay raz para mantener a distancia a quienes tienen VIH.

Pero la discriminaci persiste porque tiene otras razones, profundamente arraigadas. Por ejemplo, el prejuicio contra los grupos m afligidos durante los primeros estadios de la epidemia, como los hombres que tienen sexo con hombres, los trabajadores sexuales y los consumidores de drogas.

Segregar a esos sectores ya estigmatizados permite a algunos sentirse invulnerables frente al VIH y les da una excusa para ser negligentes ante las precauciones bicas. Es una iron de consecuencias tricas: aquellos que m discriminan son los que menos se protegen del contagio.

En muchos paes, la transmisi heterosexual del VIH y las tasas femeninas son ahora las m altas.

Cuando la discriminaci cunde en los sistemas de salud, las consecuencias pueden ser muy graves.

Cuando la discriminaci manda

Las prticas discriminatorias en los servicios de salud incluyen la negaci del tratamiento, la realizaci de exenes de VIH sin conocimiento o autorizaci de la persona afectada y la divulgaci de la identidad de los que viven con el virus.

A veces, esta discriminaci es apenas detectable, como cuando el personal de salud mantiene una actitud indolente hacia las personas con VIH. Esta prtica es extremadamente peligrosa, porque el temor al maltrato evita que las personas utilicen los servicios de salud cuando m los necesitan.

Combatir la discriminaci no significa que no deban reconocerse las diferencias, sino que el tratamiento diferente debe basarse en un criterio objetivo y responsable, destinado a rectificar, y no a exacerbar, las desigualdades de la sociedad.

Los trabajadores de la salud necesitan todo el respaldo que podamos brindar para la compleja tarea de atender a las personas con VIH y Sida.

Algunos requieren ayuda para superar sus propios prejuicios. Otros pueden requerir asistencia para manejar el miedo, controlar el estr de cuidar a los enfermos graves y prevenir el da emocional asociado a la atenci de pacientes que mueren de Sida.

El personal de salud tambi necesita entrenamiento y los recursos necesarios para asegurar que sea mimo el riesgo de transmisi por accidente de trabajo.

La mayor de los trabajadores y trabajadoras de salud no necesitan ninguna motivaci externa para estar al frente del combate contra la discriminaci.

Lo hacen por su compromiso de mejorar la salud, su mandato de confortar y su juramento de tomar los riesgos necesarios para atender a seres humanos que son sus iguales.

Reconocimiento a la dedicaci

Esos y otros principios de la salud plica suministran justificaci suficiente para identificar y eliminar la discriminaci basada en la condici de vivir con VIH.

Es importante reconocer la dedicaci de miles de trabajadores y trabajadoras de la salud de Amica que luchan por suministrar buena atenci y combatir la estigmatizaci.

Debemos manifestar un aprecio especial por el altruismo de muchos micos, micas, enfermeras y enfermeros, laboratoristas y otros tnicos que se sumaron a la respuesta a la epidemia en sus estadios iniciales.

Su compromiso eclipsel peligro de contraer un mal desconocido. Su determinaci para servir supercualquier aislamiento que pudieron haber sufrido por parte de sus propios colegas.

El brillante ejemplo de esos pioneros prueba que el personal de salud estlisto para jugar, en la sociedad y en sus comunidades, un papel protagico en la construcci de un ambiente positivo y no discriminatorio para las personas con VIH.

Inserci social es necesaria

El Sida fue sinimo de muerte hasta mediados de los as 90, cuando se comenzaron a generalizar las terapias antirretrovirales que combaten el avance del virus en el organismo y permiten prolongar y mejorar la vida.

Pero seg la OPS no se trata so de la supervivencia, sino de asegurar la inserci social de las personas con Sida, poniendo fin a los prejuicios que en muchos paes de la regi se traducen en discriminaci laboral, educativa y aun sanitaria.

«A mno me estmatando el virus. Lo que me estmatando es toda la sociedad que me rodea, eso es lo que me estmatando», dec hace dos as Verica, una madre de 25 as portadora de VIH.

«Es lo mismo que tirar una granada: todos arrancan y quedo sola», afirmaba en un seminario al describir las reacciones de quienes se enteraban que se hab contagiado con el virus.

Al celebrarse este domingo el D Mundial de Lucha contra el Sida, hay en Ecuador 4 mil personas identificadas con Sida, de acuerdo a los datos notificados por el sistema de salud plica, pero la cantidad real se estima en 40 mil personas, en una poblaci de poco m de 12 millones.

La discriminaci a la diferencia

En este sentido, los travestis son una muestra del maltrato y la discriminaci en Amica Latina, pues a menudo son expulsados de los centros de salud.

Esto se evidencia porque aunque los hombres homosexuales constituyen el 40 por ciento del total de enfermos a nivel mundial, la asistencia oficial que reciben es inferior a ese porcentaje.

Seg los micos la discriminaci se da bicamente por ignorancia. Estbasada en la falta de informaci. Por eso dijeron que algunos galenos piden «pruebas» de Sida como parte de los anisis prequirgicos, cuando eso no tiene ning sentido, porque los micos deben cuidarse siempre con todos los pacientes, no con los que saben que tienen Sida.

Una honrosa excepci

*Una excepci dentro del panorama discriminatorio ante el VIH en Amica Latina es Cuba, pa con 11,2 millones de habitantes.

*Este pa registra 0,03 por ciento de infecci por VIH, el dice m bajo de la regi, seg el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida).

*En ese pa, las personas con VIH reciben del Estado alimentaci especial, tienen atenci mica garantizada y tratamientos gratuitos con terapias antirretrovirales.