Francisco Vivanco Riofrío: El hombre de los 20 mil kilómetros anuales

Francsico Vivanco Riofrío: El hombre  de los 20 mil kilómetros  anuales
Francsico Vivanco Riofrío: El hombre de los 20 mil kilómetros anuales

Por: Jorge Imbaquingo,


Jefe de Contenidos


Hay muchas cosas que Francisco Vivanco Riofrío hace todos los días desde hace más de 30 años, cuando se vinculó a Diario La Hora. Oír noticias en la radio, revisar todos los noticieros televisivos, revisar meticulosamente las páginas de este y del resto de diarios. Pero en los últimos años ha incluido la actividad física, algo que él mismo confiesa, no se visualizaba haciendo hasta no hace mucho tiempo.


Esta es la época de un constante acondicionamiento físico. Desde disciplinas bastante exigentes, como la natación, hasta actividades más relajantes y de meditación, como el yoga, lo que le permite sobrellevar los 20 mil kilómetros que recorre anualmente al viajar a las regionales de La Hora, en las diferentes provincias.


A pesar de que el esfuerzo físico es más exigente a sus 69 años, cree que esta es la época correcta para dedicar más tiempo al cuidado del cuerpo, porque su juventud y sus años de madurez fueron intensos.


Francisco Vivanco es abogado, pero salvó a Diario La Hora de su cierre. “Llegué por accidente al periodismo”, dice, porque había pasado por la política en la Partido Liberal Radical del Ecuador, había sido empresario y se había vinculado a otras actividades. “Pero nunca me he sentido tan feliz como en esta empresa, como en esta actividad del periodismo”, afirma.


Dice que lo que más le gusta es el ambiente de trabajo en La Hora, algo que es vox populi, pues muchos periodistas que se han ido a otros diarios han regresado enseguida. Quizá es por la forma de ser del Director, un hombre alegre, pero exigente. Trabajador, pero muy sencillo: “Creer que uno es importante porque trabaja un periódico es la tontería más grande del mundo, por la que muchos han pagado con un precio muy elevado”.


Asimismo, es serio pero de buen humor… hasta el punto de tener en la puerta de su oficina un letrero que dice: “Se permite fumar”.


“Ese letrero sigue ahí -dice Francisco Vivanco-, porque no soy nadie para decirle a la gente que no puede hacer lo que a bien tenga. Incluso yo, a pesar de haber sufrido un grave cáncer por fumador, no puedo decirle a la gente que no fume, si esta sala era un área sagrada para el buen vicio de fumar, un vicio que compartíamos con el otro director del diario, don Nicolás Kingman. Él era un excelente y un sabio fumador”.

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