La COVID-19 y sus efectos en la salud cardiovascular

PROFESIONAL. Ximena Mora, especialista en enfermedades del corazón.

El coronavirus puede ocasionar daños directos al corazón, afectando a las arterias y al músculo cardíaco.

 

Todo empezó un 7 de enero de 2020, cuando un grupo de investigadores chinos identificó una nueva sepa aislada de (SARS-CoV-2), hoy conocida como COVID-19. Desde aquel momento, el mundo entró en un estado de pánico e incertidumbre que parecía insuperable, sin embargo, gracias a los adelantos científicos en el campo de la medicina, se han podido desarrollar algunas vacunas que intentan frenar la propagación del virus y evitar más pérdidas humanas. Este panorama ha provocado que la pandemia se convierta en una prioridad en los sistemas de salud a nivel global.

En principio, se creía que el coronavirus producía síntomas netamente respiratorios, no obstante, conforme aumentaron las personas contagiadas, se evidenció que la enfermedad cardiovascular tenía un papel primordial en el desarrollo y pronóstico de la infección.

Un estudio efectuado de la Asociación Médica Americana (AMA), concluyó que la COVID-19 puede causar neumonía viral con manifestaciones y complicaciones adicionales. Para obtener este resultado, se analizó a 100 pacientes recuperados de la enfermedad, de los cuales, 78 demostraron una afección cardíaca, independientemente de las condiciones preexistentes.

Para abordar el asunto en mención, dialogamos con la doctora Ximena Mora Castillo, quien se desempeña como Cardióloga Internista en el Hospital General Isidro Ayora y en el Centro Cardiometabólico “Cardiomet”.

Desde su experiencia y conocimiento en el ámbito, la profesional de la salud dio respuesta a algunas interrogantes claves en la comprensión de la temática.

¿Qué tan probable es que una persona con la COVID-19 sufra problemas cardiovasculares?

Una infección por COVID-19 puede asociarse a un daño miocárdico en diferentes situaciones. La primera cuando el coronavirus produce un quebranto severo que podría estar presente en un rango del siete al 100% de la afección miocárdica. Esta afección es diversa, ya que puede ser secundaria al proceso de inflamación o al mismo proceso viral, o a través de la membrana del corazón llamada pericarditis.

La otra forma de afección es por trombosis, la misma que implica la obstrucción del árbol arterial con un síndrome coronario agudo o con una afección venosa (trombosis venosa y tromboembolia pulmonar).

Son pocos los pacientes que sufren una afección miocárdica, puesto que siete de cada 100 personas la padecen; cabe destacar que esta cifra se maneja a nivel internacional.

Inicialmente se creía que el coronavirus afectaba a las vías respiratorias, sin embargo, en el área médica se pueden determinar otras complicaciones a nivel del endotelio vascular, complicaciones renales, hepáticas y cerebrales.

¿Cómo se determinan los daños miocárdicos?

Generalmente se logran identificar a través de un ecocardiograma, un proceso que permite ver y medir la función del corazón, asimismo, se puede realizar por medio de biomarcadores.

¿Las personas con enfermedades cardiovasculares preexistentes tienen mayor riesgo?

Claro que sí. Esto se ha logrado establecer mediante estudios efectuados con múltiples pacientes, ya que personas que tienen diabetes, resistencia a la insulina, hipertensos, asmáticos y de edad avanzada, podría tener un pronóstico desalentador debido a las enfermedades previas que padecen.

¿Se pueden prolongar los problemas en la salud?

Se habla de un síndrome postcovid, puesto que muchos de mis pacientes van a la consulta porque les falta el aire o por palpitaciones que pueden asociarse a un síndrome depresivo o ansioso, sin embargo, hay que tener mucha precaución porque aún no se logra determinar a ciencia cierta el comportamiento viral del virus.

Si el paciente presenta los síntomas anteriores, incluso mareos y dolor en el pecho, es importante que acuda al médico a realizarse una evaluación cardiovascular.

¿El estrés originado por la pandemia causa dificultades cardíacas?

A inicios de la pandemia a nivel mundial, disminuyó la tasa de pacientes que ingresaban a los centros de salud por síndrome coronario agudo de infarto; eso deja en evidencia que las personas no acudían a recibir atención profesional por temor o pánico de ser diagnosticados con la enfermedad, por tal razón, había algunas muertes que se atribuían a la COVID-19, sin embargo, eran personas que sufrieron un infarto por no asistir a las consultas de rutina.

¿Cómo sobrellevar la enfermedad?

Recomiendo que en la etapa postcovid se mantenga un estilo de vida saludable. Se debe adoptar una dieta sana a través de la ingesta de verduras y vegetales, además, es importante reducir la cantidad de sal que se consume diariamente. Es sustancial comer carnes blancas y grasas buenas obtenidas del aceite de oliva, frutos secos, aguacate, entre otros.

Aquellos pacientes que superaron el coronavirus, pero que en su momento presentaron síntomas como debilidad, palpitaciones y falta de aire, deben esperar al menos los tres primeros meses para hacer ejercicio intenso, mientras que en los deportistas de élite este tiempo se prolonga de tres a seis meses.

Esto es muy importante, porque al parecer el virus se impregna en las células miocárdicas, produciendo un cierto grado de afección.

 

TOME NOTA

Algunas investigaciones demuestran que como efecto postcovid puede haber una afección miocárdica leve, denominada miocarditis.

EL DATO

De cada 100 personas diagnosticadas con la COVID-19, siete podrían tener un compromiso miocárdico.

EXTRACTO

“Es importante que las personas con problemas cardiovasculares pierdan el temor y acudan a los controles regulares para evitar mayores complicaciones”