Pleitesía a una luchadora silenciosa Lola Villaquirán Lebed




Años atrás, intentando comprender los misterios del ADN, encontré en la revista “Nature” un artículo, cuya autoría no la recuerdo, un texto no muy extenso y de fácil lectura que entre otras cosas decía que “apenas el 1 % de la cadena misteriosa nos diferencia a unos de otros”; es decir que somos idénticos en un 99 por ciento.

El uno por ciento
Vaya 1%, escenario culpable donde se cuecen las diferencias y hacen que existan negros, cobrizos, amarillos y blancos, altos y bajo, ojos azules y ojos negros, ojos rasgados y ojos redondos, gordos y flacos.

Pero existen otras diferencias que nada tienen que ver con ese 1 %, por ejemplo, el idioma, el gusto musical, las vocaciones laborales, la comida, las preferencias y las aversiones, esas son culturales y cambian de acuerdo a las épocas.

Estas son el muestrario de que la cultura y la capacidad de resiliencia existen y juegan un papel importante en la vida de cada pueblo y en la vida de cada individuo.
El noventa y nueve por ciento
Mientras tanto, el 99% de la cadena de la vida nos iguala. Todos somos seres humanos, todos pertenecemos a la especie humana, este 99 % de la base genética nos acerca, nos permite ser y comprendernos como “hermanos solidarios”.

¿Cómo explicar?
Entonces, ¿cómo entender que, desde tiempos inmemoriales, existan las guerras, las masacres, las persecuciones, los campos de concentración, los gulags, los paredones? Ahora mismo, en estos días, dos grandes conflictos tiñen de sangre nuestro planeta: la guerra Rusia-Ucrania y el de Israel contra Palestina. Sin embargo, a lo largo y ancho del planeta existen otros conflictos que quizás no merecen las primeras páginas del los periódicos y espacios en los medios de comunicación; per, están ahí, latentes como el del milenario entre los cristianos y los islamistas; entre los chinos de Beijin y los de Hon Kong, hay también luchas tribales en el África; los federalistas contra los nacionalistas, los separatistas contra los unificadores; los de derecha contra los de izquierda.

Es en este escenario donde aparecen los racismos, las exclusiones, el odio al otro que se justifican aduciendo que son diferentes, pero la biología los contradice.

¿Ampliación de los derechos?
La ampliación de los derechos no es tal, porque los derechos no se crean ni se ensanchan a gusto de quien quiera entregárselos a su pueblo. Los derechos son inherentes a cada ser humano que nace sin importar dónde lo haga, ni cuándo lo haga. Lo que pasa es que los que detentan el Poder, ese Poder escondido en intereses políticos, económicos y hasta religiosos han restringido por siglos el imperio de los derechos humanos y ahora luchan por exigir ser reconocidos por todos.
Los que han detentado el Poder han gozado de las canonjías y riquezas que se derivan de su ejercicio y por supuesto, no están dispuestos a perderlos.

La lucha por los derechos de la mujer
Entre los derechos humanos que hoy por hoy, está presente en la lucha cotidiana esta el del reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres. Y aquí me asalta una pregunta: la diferencia biológica entre los dos sexos, ¿pertenece al 1% del que hablábamos al inicio de este texto, o, está inscrito en las diferencias culturales?

Es verdad que las diferencias biológicas nos podrían llevar a pensar que la mujer es superior o inferior al hombre; que, por su constitución física, la mujer no está capacitada para cumplir con lo que ciertos trabajos lo demandan; pero los ejemplos demuestran lo contrario.

Cada día que pasa, vemos que las mujeres están presentes en las más diversas y exigentes tareas laborales, que ellas están desempeñándose en las ciencias, en las artes y hasta en los deportes extremos, y lo hacen con calidad.

Entonces, las diferencias no pertenecen al 1 % del ADN. Las diferencias son culturales, las que por siglos han relegado a la mujer a desempeñar, casi que exclusivamente, las tareas reproductoras y del hogar; mientras que a los hombres se les ha asignado las funciones de proveedores del sustento y para ello han debido desarrollar sus habilidades de guerreros, cazadores y de fuerza.

La lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el Ecuador
La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres ha sido de muy larga data y seguirá presente en la vida social de muchas comunidades hasta que la logre y se internalice en la vida de los pueblos; pero, por suerte, hay ejemplos de que esa lucha, cuando es ejercida con inteligencia y tesón arriba a puertos seguros.

No es necesaria la lucha callejera, tampoco el espectáculo ante los medios de comunicación. El ejemplo de vida de la señora Lola Villaquirán así lo demuestra.

Obras son amores, no buenas razones
En su ciclo vital ella encarnó aquel pasaje de la Biblia, “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha” (Evangelio de San Mateo, capítulo 6, versículo 3) y por eso ha logrado trascender. Su vida está definida en sus hechos y no en sus palabras.
Su lucha estuvo encaminada a la consecución, en unos casos, o a la ampliación, en otros, de los derechos de las mujeres y la penalización de la violencia contra ellas.

Así lo demuestra cuando en 1994 lideró la promulgación de la primera Ley, la N° 103, conocida como Ley Contra la Violencia a las Mujeres.

Al año siguiente apoyó la creación y funcionamiento de las cinco primeras Comisarías de la Mujer en un modelo mixto Estado – Sociedad Civil.

En el marco de su gestión se creó el Consejo Nacional de las Mujeres – CONAMU, en 1997. Bajo los estándares de Beijing el CONAMU fue un órgano de alto nivel, adscrito a la Presidencia de la República, desde donde ejerció la rectoría de políticas públicas de igualdad, y contó con un consejo de gobierno paritario Estado/sociedad civil.

Desde el Consejo Nacional de las Mujeres se financió a equipos técnicos de las organizaciones de sociedad civil que apoyaron al buen desenvolvimiento y funcionamiento de las Comisarias de la Mujer.

Ese Modelo fue un ejemplo que se ha extendido hasta el día de hoy.

Trabajó sin descanso en la promulgación e implementación de la Ley de Maternidad Gratuita.

Su apoyó al desarrollo de la normativa hacia la paridad de género, la inclusión de género y los derechos de las mujeres en la Constitución de 1998; su apoyo fue un hito importante. Su labor fue más allá de la cotidianidad de la sociedad: su visión la llevó a creó el SIMUJERES en el marco del Sistema de Indicadores Sociales del Ecuador SISE, con el objetivo de visibilizar la situación de las mujeres, lo que permitió contar por primera vez con estadísticas de género en el ámbito laboral, educación y participación política.

Gracias a su visión se promulgó el primer Plan Nacional de Igualdad para mujeres y hombres 1996 -2000, herramienta que se convirtió en un referente para las políticas públicas con enfoque de género.

El CONAMU apoyó las iniciativas y el trabajo de organizaciones de mujeres, tanto profesionales, como abogadas, municipalistas yjuezas.
Sin olvidar que el CONAMU fue una escuela de incidencia para el logro de la igualdad en las políticas sectoriales, en todas las funciones del Estado.

La lucha debe continuar
La vida ejemplar silenciosa y responsable de Lola Villaquirán ha quedado inscrita en la lucha por la igualdad de la mujer y ha abierto espacios para el desarrollo armónico de las relaciones sociales y políticas del país.

En la inclusión igualitaria de la mujer en la esfera política, laboral económica y social de la mujer en el Ecuador hay un nombre bien ganado, Lola Villaquirán Lébed. Hoy que nos ha dejado, no podía faltar nuestro reconocimiento a quien en silencio, sin buscar figuración personal dedicó su vida a la lucha por los derechos de las mujeres. El reconocimiento a la historia de mujer comprometida no debe esperar, porque fue la generadora de varias políticas en favor de la mujer, como el trabajo entusiasta por la redacción de una propuesta de Ley contra la violencia a la Mujer y la Familia, hasta conseguir con éxito la presentación en el Congreso Nacional y luego su aprobación y vigencia; ley que la seguimos extrañando, porque en la dinámica legislativa fue sustituida.

Con su generosidad y sensibilidad permitió que la Asociación de Mujeres Abogadas cumpla uno de sus principales anhelos, al proporcionar en su casa, un confortable espacio para la instalación del primer consultorio jurídico destinado a mujeres víctimas de violencia especialmente. Para la Asociación de Mujeres Jueces su intervención fue más que notable.
Ella acompañó en los procesos de capacitación y brindó su decidido apoyo a la Asociación para lograr la modificación de la Ley Orgánica de la Función Judicial que permitiría el acceso igualitario de las mujeres en las Cortes, Tribunales y Juzgados, lo que efectivamente se logró, aunque demoró en su implementación.

Principales funciones de Lola Villaquirán Lébed

• Lideró la promulgación de la primera Ley 103. Ley Contra la Violencia a las Mujeres en 1994.
• Apoyó la creación y funcionamiento de las cinco Primeras Comisarías de la Mujer en un modelo mixto Estado – Sociedad Civil en 1995.
• En el marco de su gestión se creó el Consejo Nacional de las Mujeres – CONAMU, en 1997. Bajo los estándares de Beijing el CONAMU fue un órgano de alto nivel, adscrito a la Presidencia de la República, desde donde ejerció la rectoría de políticas públicas de igualdad, y contó con un consejo de gobierno paritario Estado/sociedad civil.

• Desde el CONAMU – Consejo Nacional de las Mujeres se financió a equipos técnicos de las organizaciones de sociedad civil que apoyaron al buen desenvolvimiento y funcionamiento de las Comisarias de la Mujer. Ese Modelo fue un ejemplo que se ha extendido hasta el día de hoy.
• Trabajó arduamente en la promulgación e implementación de la Ley de Maternidad Gratuita.
• Apoyó el desarrollo de la normativa hacia la paridad de género, la inclusión de género y los derechos de las mujeres en la Constitución de 1998; su apoyo a la inclusión de las demandas de las Mujeres en la Constitución de 1998 fue un hito importante.

• Creó el SIMUJERES en el marco del Sistema de Indicadores Sociales del Ecuador SISE, con el objetivo de visibilizar la situación de las mujeres, lo que permitió contar por primera vez con estadísticas de género en el ámbito laboral, educación y participacion política.
• El CONAMU convocó a varias Universidades y fue seleccionada la FLACSO para institucionalizar los primeros cursos formales de nivel superior sobre enfoque de género. Hasta el dia de hoy FLACSO sigue ofreciendo distintas especialidades de género.
• Se promulgó el primer Plan Nacional de Igualdad para mujeres y hombres 1996 -2000, herramienta que se convirtió en un referente para las políticas públicas con enfoque de género.
• El CONAMU apoyó la conformación y legalización de las organizaciones de mujeres, tanto de mujeres profesionales, como los gremios de abogadas, municipalistas, juezas y magistradas.
• El CONAMU fue una escuela de incidencia para el logro de la igualdad en las políticas sectoriales, en todas las funciones del Estado.

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