A muchos debe parecer el titular de este artículo una exageración, pero al analizar todas las aristas de la justicia podrán constatar la prudencia de este calificativo. A parte de unas consideraciones de las últimas décadas empezamos con las declaraciones del Embajador de USA que considera que existen muchos jueces corruptos a los que se les canceló el certificado más importante que tiene el país, la visa norteamericana.
Todos han pedido nombres y como siempre guardan silencio. La Comisión de Fiscalización ha sido pródiga en calificativos por la pésima calidad de la justicia que tenemos y el país ya no se asombra de la aplicación selectiva a los delincuentes de cuello blanco ya que son exonerados de análisis de la justicia, otros son absueltos y el ejemplo más claro está dado por que la Contraloría General del Estado que estableció más de mil casos de actos dolosos con responsabilidad penal y no llegan a diez los que han llegado a conocimiento de la justicia.
Son solo dos ejes los que han ayudado a aplicar la justicia a los ladrones del correísmo, la embajada con una ayuda limitada y cuando le conviene y el periodismo independiente que durante los últimos 14 años ha tenido la valentía de investigar y denunciar pero el mérito es también de las empresas periodísticas que han soportado toda la persecución y han permitido la difusión de estos hechos. Unos pocos han sido acogidos por la justicia y alterado el nombre de la investigación como es el caso de “Arroz Verde” que para apropiarse de los buenos resultados se le cambió arbitrariamente a “Sobornos”.
El colmo de la corrupción ha merecido el repudio total por la liberación de Jorge Glass. Varios de estos hechos serán sucintamente analizados pero cuando el Arzobispo de Quito al fin hace un pronunciamientos claro y solemnemente en el tal llamado” arrastre de caudas” dice que “la justicia está al mejor postor”, más claro dónde?.
Necesariamente como en toda gran tragedia moral habrá pocas excepciones, pero a decir de los abogados en ejercicio que como van las cosas se generaliza el pensamiento de que hay jueces honestos, aquellos que cobran y cumplen y deshonestos los que cobran y no cumplen.
Siendo esta el pilar de toda democracia no podemos decir con ligereza que siempre fue así porque se ofendería a ilustres juristas que sacrificando sus intereses particulares sirvieron a las judicaturas con honestidad.
Dictaduras hemos tenido al granel, totalitarios y sinvergüenzas por montones, en charlatanes y demagogos nuestra historia es pródiga pero en honor a la historia hay que puntualizar que el sistema judicial logró una respetabilidad ciudadana y fueron magistrados intachables y el ejecutivo en todas sus variedades quienes respetaron su verdadera independencia hasta que un payaso con ínfulas de grandeza, aprovechando el primer boom petrolero declaró Rodríguez Lara su cuartelazo como su “revolución revolucionaria” y creo como todos los dictadores voraces , su propia justicia, creando “tribunales especiales ” integrados por militares de servicio activo que pronto terminaría en una escandalosa corrupción y como era de esperarse también procedió a nombrar su propia corte de justicia y con éxito porque nunca se pudieron juzgar su trafasías.
Desde allí todo fue de tumbo en tumbo y el retorno a la llamada democracia no le quedó más que volver a cambiar a los magistrados y el partido Izquierda Democrática que barrió en las elecciones simplemente nombró sin participación de nadie su propia corte a lo que Febres Cordero cerco con tanques exigiendo su troncha en el reparto de la justicia y pactaron para superar la crisis aunque hay que reconocer que nombraron juristas de respeto que honraron la función.
Nuevas crisis llevaron al país a conformar una Corte con una novedosa institución; la cooptación de magistrados, esto es que las vacantes que se produzcan serían llenados por ellos mismo.
Fue integrada por concurso, calificación y veedurías en las que participaron todos los sectores de la justicia, las propias cortes superiores, la academia, los colegios de abogados y así se integró la corte “eterna”, ya que sus nombramientos eran vitalicios pero surgieron las discrepancias porque si bien se autonombró a tres distinguidos juristas por las vacantes producidas sin embargo se volvieron timoratos y sucumbieron ante las presiones Social Cristianas y no pudieron nombra magistrados penales ya que la justicia empezaba a convertirse en instrumento político para perseguir a sus adversarios.
En este empantanamientos los socialcristiano produjeron una gravísima crisis política pretendiendo la destitución del Presidente Gutiérrez y este para salvar su gobierno se vio (al igual que hoy) obligado a pactar con una fuerte corriente política de entonces con gran representación en el Congreso, Abdalá Bucaram, quién desde su exilio, que había cumplido ya varias décadas exigió la disolución de la Corte Nacional y pidió el nombramiento de una nueva que el país la llamó la Corte Pichi, la que terminó sus juicios y al poco tiempo Quito y las ofendidas Señoras de la capital ,con claros indicios de racismo, motivaron su estrepitosa caída.