Grandes maestros universitarios que forjaron la patria

Autor: Revista Semanal | RS 62


Son varios son los ecuatorianos que con una visión académica sobresaliente han ejercido su influencia para cambiar el destino de la educación en nuestro país. Hombres y Mujeres que, tomaron sobre sus hombres los destinos de instituciones educativas para modificar el desarrollo de la educación universitaria porque comprendieron que, como alguna vez, dijo un Ex Presidente del país: “a donde se incline la educación universitaria, se inclinará el país”. A ellos nuestro homenaje de admiración y respeto.

En esta edición, la Revista Semanal quiere rendir un homenaje de admiración y gratitud a todos aquellos maestros que rompiendo esquemas y prejuicios contribuyeron a engrandecer la universidad ecuatoriana. Sabemos que no están todos los maestros universitarios que merecerían estarlo por su trabajo y dedicación a su cátedra, pero los que aparecen, son el símbolo de servir a la patria sin distingos de ninguna clase, apenas con la mirada puesta en cumplir con su deber.

ING. RUBÉN ORELLANA RICAURTE
Fue, quizás, el personaje que se ha mantenido como Rector de la Escuela Politécnica Nacional por más tiempo, 30 años para ser exactos; desde el 19 de noviembre de 1959 hasta 1989, en los que la Politécnica sufrió una transformación de enorme magnitud y la colocó en la cima de los estudios de ciencias exactas en el país.Y, esa transformación, no solo se refiere a su infraestructura, tanto de aulas como de laboratorios y oficinas, sino también en la calidad de sus maestros y profesores, tanto nacionales como internacionales que llegaron a ese centro de educación superior para entregar sus conocimientos y su legado ético y profesional.

El Ing. Rubén Orellana se graduó como Ing. Civil en la Universidad Central del Ecuador, pero su capacidad profesional y su calidad humana pronto lo llevaron a destacarse en la cátedra universitaria y en varias instituciones nacionales como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, donde laboró como uno de los más destacados calculistas actuariales y luego como Presidente Iberoamericano de Seguridad Social.

Decano de las Facultades de Ingeniería y de Economía en la Universidad Católica del Ecuador, para luego llegar a la Rectoría de la Politécnica Nacional.

Uno de sus colaboradores, el Ing. Alfredo Mena, destaca que, desde la llegada del Ing. Orellana al rectorado de la Politécnica, se produjo un cambio en la visión de lo que debe ser una Escuela Técnica que compita en calidad con las mejores universidades del mundo; por eso, sin vacilar, acudió a las Naciones Unidas y a su Agencia, la UNESCO en busca de apoyo. Parte de los fondos internacionales que llegaron se destinaron a la construcción de la infraestructura académica: aulas, laboratorios y más, y otra parte a la contratación de maestros y profesores de otros países a fin de que la calidad educativa esté a nivel de cualquier otra institución similar en el mundo.

Desde el Rectorado, entonces, impuso una visión de futuro; un futuro transformador que entregue al país profesionales capacitados para todas las urgencias científicas y tecnológicas que demanda el desarrollo. Luchó, hasta alcanzar, la Autonomía de la Politécnica. Creó los cursos Pre Politécnicos. En 1975 creó un Posgrado de Administración de Empresas para que los graduados politécnicos puedan administrar sus propias empresas y dirigir las de la empresa pública. Su lema fue: que la gente está por encima de los reglamentos y en base a ello creó, dentro de la Politécnica el Instituto de Ciencias Sociales y Políticas.

“Cada vez más sabios, pero cada vez más humanos”.



CARLOS ALFREDO PÉREZ GUERRERO
Su nombre siempre estará ligado a la modernización de la Universidad Central del Ecuador, pues, durante su rectorado se construyeron casi todos los edificios con los que actualmente cuenta este centro de estudios superiores, en las faldas del volcán Pichincha.

Una visión de futuro y una austera y adecuada administración fueron los factores que se conjugaron en este abogado, nacido en Ibarra el 7 de mayo de 1901 y fallecido en Quito el 19 de diciembre de 1966, para lograr esa admirable ciudadela universitaria.

Durante su infancia y primeros años de juventud enfrentó privaciones a causa de la pobreza que padeció su familia, pues su padre abandonó el hogar. Alfredo Pérez Guerrero hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional Mejía y los superiores en la Universidad Central del Ecuador.

Fue profesor en el Instituto Nacional Mejía desde 1926 y, de 1931 hasta 1935, ejerció las funciones de vicerrector en ese centro educativo. También fue docente en el Colegio Militar Eloy Alfaro, del que fue nombrado profesor honorario en noviembre de 1955. Trabajó en el Municipio de Quito en 1928 y 1929 como consejero y, más tarde, en los años 1958 y 1959, ejerció las funciones de concejal.

Ingresó a la Universidad Central del Ecuador como profesor de primero y segundo año de Código Civil en 1936. Intervino con otros intelectuales de izquierda en la preparación del Código del Trabajo, publicado durante el gobierno del general Alberto Enríquez Gallo. Fue procurador general de la Nación desde 1944 hasta 1946; en tal condición integró el Tribunal de Garantías Constitucionales del cual fue su presidente por elección interna. De 1947 a 1948 desempeñó el cargo de ministro de Previsión Social, durante el gobierno de Carlos Julio Arosemena Tola, procurando siempre favorecer a los trabajadores y demás grupos vulnerables.

En 1950, fue elegido decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad Central y, al año siguiente, fue elegido su Rector.
Debido a su acertada administración, fue reelecto en 1955; y en 1959 obtuvo su segunda reelección tras una reñida campaña.

El doctor Pérez siempre se opuso a la supresión de los exámenes de ingreso a las universidades, aunque finalmente se eliminaron cuando salió de la Universidad. Por otro lado, defendió firmemente la autonomía de las universidades.

En 1952 presentó el proyecto de Ley de Carrera Administrativa, que finalmente fue promulgado como Ley en 1960 luego de años de insistencia. Asimismo, cuando fue diputado por Pichincha presentó el proyecto llamado “Ley de Abolición de los Huasipungos”, con el fin de favorecer a los indígenas. Entre otros cargos importantes, fue miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua; presidente de la Comisión de Juristas durante el interinazgo de Clemente Yerovi Indaburu; presidente de la Sociedad Jurídico-Literaria y Presidente del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados de Quito.

Como político y abogado, luchó a favor de los indígenas, obreros y empleados públicos, ya que su preocupación permanente por los humildes y explotados.

MANUEL AGUSTÍN AGUIRRE
Lojano por nacimiento, pero muy ligado a Quito por su labor profesional y educativa.

Como Rector de la Universidad Central del Ecuador se le recordará como el gran impulsador, en el Ecuador, de la Reforma de Córdova, Argentina, de 1.918, en la que por vez primera se plantearon: la Autonomía universitaria, Co-gobierno, Vinculación con la comunidad, Acceso universal a la educación, libertad de cátedra, entre otros postulados.

Actividad política y profesional

En 1921 ingresó a la carrera de jurisprudencia en la Universidad de Loja y se graduó en 1931 en la Universidad Central de Quito.

En la década de 1930 se instala con su familia en Quito, donde se dedica al libre ejercicio profesional de la abogacía e inicia su labor docente como profesor de literatura universal en el Instituto Nacional Mejía.

Sus inicios como catedrático los encontramos en la Universidad Central del Ecuador, dictando derecho laboral en la facultad de jurisprudencia y luego en 1940 pasa a la enseñanza de Economía Social en la Escuela de Ciencias Económicas. En 1942 fue primer decano de la Facultad de Ciencias Económicas de esta universidad cargo que ocupó hasta 1950. En ese mismo año fue elegido secretario general del Partido Socialista Ecuatoriano.
En 1969, con el apoyo de las fuerzas de izquierda, es elegido Rector de la Universidad Central, desde donde impulsa el proceso de Segunda Reforma Universitaria, una de cuyas primeras medidas fue abolir los cupos y los exámenes de ingreso, instaurando el libre ingreso, esto tras suceder las movilizaciones estudiantiles que exigían aquello.

La dictadura de José María Velasco Ibarra, en 1970, le despojó del rectorado. Tras su destitución se dedicó a la abogacía. Falleció en Quito el 15 de septiembre de 1992 a la avanzada edad de 89 años.

CARLOS CUEVA TAMARIZ 
La hoja de vida del Dr. Carlos Cueva Tamariz muestra que su acercamiento y amor a la educación no se limitaba al nivel superior, es decir, universidad. Desde su juventud ya estuvo ligado a la educación inicial como docente en la escuela primaria “Luis Cordero”, trabajo que le era imprescindible dado que, huérfano de padre, tenía que velar por el bienestar de sus hermanos menores. Para 1935 lo encontramos ya como catedrático universitario. En su natal Cuenca, Cueva Tamariz fue profesor de Historia del Derecho y de Derecho Laboral.

Pero quizás la mayor prueba de ese amor por la educación nos brinda el Dr. Cueva, en 1931, cuando dejó el cargo de Ministro del Interior, y pese al ofrecimiento del presidente, Isidro Ayora, de continuar en esas funciones, él prefirió retornar a Cuenca como Director de Educación del Azuay. En 1928 se llamó a elecciones para crear una nueva constitución y Cueva Tamariz fue uno de los diputados que redactó la constitución de 1929.

En 1931 fue elegido por tercera vez como Diputado y en  1938 por cuarta vez, donde, dada la oportunidad, rechazó ser elegido Presidente de la República por el Partido Socialista. Por quinta vez en su carrera política, fue elegido diputado en 1944 y como tal dirigió la redacción de la nueva constitución, presentada en 1945.

La influencia de su trabajo como docente de Derecho Laboral lo llevó a redactar el artículo 148, que garantiza los derechos del trabajador. En ese mismo año fue designado Rector de la Universidad de Cuenca, cargo que ocuparía hasta 1966, es decir, durante 22 años.

Galápagos que Los Estados Unidos de América pretendía alquilar (ocupación militar) durante cien años. Participó en la devolución de los bienes a los ecuatorianos y extranjeros que fueron puestos en las listas negras durante la Segunda Guerra Mundial.

Tomó parte también en las comisiones de la Asamblea Nacional Constituyente sobre Problemas de la Economía Post Guerra; Finanzas y Bancos; Comercio; y Relaciones Exteriores.

Como Rector de la Universidad de Guayaquil, su labor estuvo dirigida a consolidar la calidad educativa de ese centro de educación superior. Creación de infraestructura moderna y adecuada a los tiempos; contratación de los mejores maestros que con dedicación y visión de patria colaboraron en este emprendimiento.

HERNÁN MALO GONZÁLEZ
Filósofo e historiador de las ideas, egresado de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), especializado en Historia de la Filosofía e Historia del Pensamiento Latinoamericano. Ejerció la docencia universitaria en Europa y América Latina, espacio donde rescató el pensamiento ecuatoriano desarrollado en torno a la universidad.

Hernán Malo González nacido un 19 de mayo de 1931, fue un sacerdote jesuita que alcanzó el rectorado de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador en agosto de 1971 y lo ejerció hasta febrero de 1978.

​ Su aporte filosófico se mueve en tres dimensiones: la primera cumpliendo su función como rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador; la segunda en su relación con el grupo de universidades públicas de ese país y la tercera a través de sus escritos.

Todo su enfoque gira en torno a “ecuatorianizar” la universidad, que no se refiere a un despertar del nacionalismo sino el descubrimiento de la identidad ecuatoriana. ​

En otras palabras, su obra giró en torno al rescate del pensamiento ecuatoriano alrededor de todas las dimensiones que se desarrollan en la universidad. Por esta razón su pensamiento acerca de la universidad permitió imprimir una nueva filosofía que busque recuperar las categorías desarrolladas históricamente en ese país.

Fundó el Departamento de Historia y Geografía en la Facultad de Ciencias de la Educación y reorganiza la Facultad de Ciencias Humanas en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en Quito.

Antecedentes sobre la historia de la universidad

Según Simón Espinosa Cordero, ​ la obra de Malo busca superar tres concepciones erróneas de la universidad en el Ecuador.

La primera de la universidad como institución perversa que trata de los prejuicios en contra de la universidad como una institución que solo forma a las élites, desapegadas de la realidad nacional y que reproducen las estructuras sociales existentes.

La segunda sobre cuál es la esencia del concepto de Universidad. La calificaba de “insuperable definición medieval”. Creía que era una comunidad igualitaria de maestros y estudiantes que buscaba la verdad y no el dogma. Y la tercera: la universidad es la sede de la autonomía de la razón.


En nuestros días, las mujeres, tras larga lucha han logrado ser visibles y aceptadas en todo campo profesional y social. Hoy encontramos la presencia femenina en el comercio y en el emprendimiento, son obreras, campesinas, profesionales, incluso en los campos que se creían exclusivo de los hombres como el de las Fuerzas Armadas, varias son las mujeres que han logrado ser reconocidas con los más altos grados que dictan estas carreras. La educación superior no es una excepción; aquí las profesionales que dictan sus materias como catedráticas son ya una constante. Los dos centros de educación superior del país, las Politécnicas de Quito y del Litoral, que preparan a los jóvenes estudiantes en la carreras de las ingenierías, es decir en aquellas en que los números, la física y la química, son su base, tienen como Rectoras a dos mujeres que rompiendo barreras han logrado tan alto sitial.

FLORINELLA MUÑOZ
Ingeniera Química graduada en la Escuela Politécnica Nacional, con 25 años de trayectoria de trabajo en la institución. Obtuvo su PhD en la Universidad Ruhr-Bochum en Alemania y trabajó en el Instituto Max Planck, en ese entonces de Química de Radiaciones. Tras ganar en dos vueltas electorales, la Ing. Fiorinella Muñóz se posesionó como Rectora de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), el 10 de diciembre del 2018, cargo que ocupará hasta diciembre del 2024.

Al momento de conocer su triunfo electoral, la Ing. Muñoz, expresó: “Representa una gran emoción por haber alcanzado un triunfo que supone la confianza de la comunidad universitaria. También por vivir un momento histórico, al ser la primera mujer que dirigirá la universidad”. En su plan de gobierno encontramos dos ejes principales enfocados en posesionar a la universidad entre las mejores del país y la innovación a través de programas de emprendimiento y el trabajo con los sectores productivos. Al finalizar su carrera en Ingeniería Química, aplicó para una beca en la Ruhr-Universität Bochum, donde obtuvo su título de doctorado en Ciencias Naturales.

En el año 2000 se incorporó como profesora titular de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) y con 35 años se convirtió en la jefa del Departamento de Ciencias Nucleares de la misma universidad desde 2002 hasta el año 2016; ​ se desempeñó como Directora de Investigación y Proyección Social de la EPN durante el año 2016. Fue elegida representante principal de los profesores ante el Consejo Politécnico en el 2017. A raíz de su cargo como rectora, y de la asignación del sistema planetario HD6434 de parte de la Unión Astronómica Internacional para el Ecuador, ​ convocó a la campaña «Ecuador tiene un planeta» para nombrar a dicho sistema. En octubre de 2019 emprende un proyecto junto al Municipio de Quito y dos universidades más –Universidad Politécnica Salesiana y Pontificia Universidad Católica del Ecuador– para desarrollar un espacio público y de integración urbana entre las tres universidades y los moradores del sector.

CECILIA PAREDES VERDUGA 
Ingeniera y catedrática ecuatoriana. Es la fundadora del Centro Ecuatoriano de Investigación y Desarrollo de Nanotecnología de la ESPOL​ Fue nombrada rectora de esta institución de educación superior el 13 de noviembre de 2017 y es la primera mujer en desempeñar el cargo.

Estudios. Cecilia Paredes inició su vida de estudios con la decisión de estudiar Ingeniería Mecánica en enero de 1994 en la ESPOL (Escuela Superior Politécnica del Litoral) dentro de la escuela superior fue una de las pocas mujeres que estudiaban Ingeniería Mecánica. En 1997 realizó un masterado en Ceramic Science and Engineering (Ciencia Cerámica e Ingeniería) en New Jersey, Estados Unidos en la Universidad Rutgers. Años después decide realizar en mayo del año 2000 un PHD en Ciencias Cerámicas e Ingeniería en New Jersey, Estados Unidos en la Universidad Rutgers.En el año 2001 realizó un Diplomado en Innovación de Tecnología y Negocios en la Escuela de Postgrados de Administración de Empresas ESPAE en la Universidad ESPOL de Texas, Estados Unidos el cual lo culminó en febrero de 2002. ​

Es profesora e investigadora principal de la ESPOL en la Facultad de Ingeniería en Mecánica y Ciencia de la Producción (FIMCP) de pregrado en emprendimiento e innovación tecnológica, procesamiento de cerámicos, materiales de ingeniería. También es profesora de postgrado en Diplomado de Inspección de soldadura y Manejo de proyectos de Investigación desde mayo del 2001 hasta el presente.

Fue Coordinadora de FUNDACYT donde se desempeñó como Evaluadora de proyectos de investigación en agosto del 2001 y en diciembre del mismo año. Es investigadora post doctoral de Routgers University Piscataway, Nueva Jersey y formó parte del Proyecto Cormetech.

Pero, no todos los maestros distinguidos alcanzaron a ejercer los puestos de rectores universitarios. Son innumerables los casos de maestros que desde su cátedra se convirtieron en referentes del sabio generoso que, poniendo su vida al servicio de los estudiantes, se convirtieron en referentes del maestro guía, del maestro honesto y honrado que marca la vida de cientos de jóvenes estudiantes que acuden, año tras año, a las aulas universitarias con la esperanza de alcanzar sus sueños profesionales.
He aquí algunos ejemplos.

DR. JORGE HUGO RENGEL VALDIVIEZO

Nació en Loja un 22 de octubre de 1913.
Los primeros años educativos los recibió en la escuela Fiscal Miguel Riofrío. Para la secundaria, el Colegio Bernardo Valdivieso lo graduó como bachiller en 1931. Inició sus estudios de Jurisprudencia en la Junta Universitaria de Loja y desempeñó varios empleos de poca significación como guardia del Estanco de alcoholes, portero del edificio de la Gobernación, finalmente ocupó la secretaría del Juzgado III de lo Penal

En 1936 fue electo concejero provincial y ocupó la vicepresidencia de tan alto organismo durante la Prefectura de Alfredo Aguirre Palacios. Durante 1936 acompañó al recordado ilustre Pablo Palacio, quien regresaba a Loja después de una larga ausencia de doce años.

Docencia

Desde 1941 empezó a impartir conocimientos en Economía Política, Ciencia de Hacienda y Estadística, Derecho Romano, Código de Comercio, Ciencia Penal y Derecho Penal Ecuatoriano, Criminología y Psicología Jurídica y Derecho Penal convirtiendo a las ciencias penales en su materia preferida hasta que en 1959 fue extrañado de la U. por oponerse al despilfarro administrativo . Cerca de 1944 fue designado profesor de Historia en la reorganización del Colegio Bernardo Valdivieso, donde trabajó hasta el 1947, ya que pasó a dictar las cátedras de Ciencias Penales y Derecho Penal en la Facultad de Jurisprudencia, donde en varias ocasiones ocupó el decanato y tuvo la oportunidad de dirigir la revista. En 1967 retornó a la docencia universitaria lojana.

Con una trayectoria muy respetada, en 1984, la Universidad Central de Guayaquil, lo invita a formar parte de su estructura docente en la cátedra de Ciencias Penales. Esta actividad está llena de la escritura de sus saberes, en este periodo publicó un texto de ‘Criminología’ sobre la concepción biológica del delito, material que complementó ocho años después con el aporte del libro ‘La Concepción Sociológica del Delito’.

Ejercicio profesional
Se convirtió en Ministro Fiscal de la Corte Superior de Loja en 1970 y un año después pasó a ser Ministro Juez. En 1972 renuncia a sus cátedras tras la designación como miembro de la Comisión Legislativa, que presidió hasta el 78. En este espacio elaboró el anteproyecto de los Códigos Penal y de Procedimiento Penal, bajo la consulta y dirección general de su amigo, el Dr. Alfonso Reyes Echeandía, presidente de la Corte Suprema de Colombia.
En 1978 fue miembro de la I Comisión de Reestructuración Jurídica, desde entonces nació su amistad con Jaime Roldos Aguilera, quien, al triunfar en las elecciones presidenciales, lo llevó de Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia, cargo que ocupó hasta 1984.

Por su indiscutible legado, fue declarado Mejor Ciudadano de la Provincia de Loja en 1987. Un año antes de su partida, fue declarado Cronista de la Ciudad de Loja. Falleció en Loja el día 24 de diciembre de 1999 a la edad de 86 años.

BALTAZAR AGUIRRE
nació en Loja el 6 de enero de 1885.
Sus estudios superiores los realizó en la Junta Universitaria de Loja y se graduó de Abogado en 1915. Estudios que no sólo fueron su profesión sino el punto de partida de una vida dedicada a ensancharlos cimientos de justicia.

Contrajo matrimonio el 30 de agosto de 1914 con doña Isabel Ruiz y Gómez, y en cuyo hogar nacieron Tomás, Ramón, Agustín, Rosenda, Gustavo, Regina, Javier, Arsenio y Zoila Aguirre Ruiz. Una familia afirmada en el amor profundo y con quienes compartió la pasión por el Derecho. En tal sentido, sus hijos Tomas, Agustín, Gustavo y Javier convergieron en la dedicación indefectible por la catedra y la abogacía.

En 1923, comienza su desempeño de 21 años en la cátedra de Derecho Civil de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Loja. En 1934, se lo nombra subdecano de la Facultad de Derecho; y en1938, como decano de la mencionada Facultad. Es así, que edifica su compromiso y dedicación con la enseñanza del Derecho. En 1937 es designado Gobernador de Loja por el presidente Aurelio Mosquera Narváez. Cargo al que es ratificado por el presidente Carlos Arroyo del Rio y que ejerce hasta la caída de dicho presidente, en 1944.

Cabe señalar, que su amistad con el presidente Carlos Arroyo del Río fue decisiva para la creación de la Universidad Nacional de Loja.

Falleció el 17 de febrero de 1964, pero su legado de convicción con el Derecho como herramienta de justicia, permanece perenne en la memoria de Loja y su Universidad Nacional.
Su trayectoria se inscribe en la historia como un paradigma de entrega hacia la educación y la jurisprudencia.

HUGO GUILLERMO GONZÁLEZ
Nació en la parroquia San Sebastián de la ciudad de Loja, el 4 de febrero de 1930.

ESTUDIOS
Sus estudios primarios y secundarios los cursó en la escuela y colegio de los Hermanos Cristianos de Loja
Será en la ciudad de Quito donde su mente y su corazón encontraron su vocación al iniciar sus estudios de Medicina en la Universidad Central del Ecuador.

Durante sus años iniciales en esta carrera es nombrado asistente de la cátedra de Anatomía del profesor José Paltán. Destacado estudiante recibe del Consejo Universitario un voto de aplauso de manos del Rector Dr. Alfredo Pérez Guerrero.

Se vincula a las juventudes del partido socialista ecuatoriano junto con el Dr. Plutarco Naranjo y se integra a la colonia de lojanos residentes en Quito donde publicará la revista LOJA órgano oficial de este núcleo. Varios lojanos escriben en esta revista.

MÉDICO Y PERIODISTA
Obtiene su título de médico en 1957, y en ese mismo año viaja a Buenos Aires, becado por el gobierno de ese país para realizar un curso de especialidad en Ginecología y Obstetricia. Desde esa ciudad colabora con diversos medios de comunicación ecuatorianos y la Embajada le acredita como periodista.De regreso a Loja, en 1960, inaugura con su tía, la Obstetriz Julia González Delgado, la clínica maternidad LOJA de la cual es su director.

DOCENTE
En esa década inicia su carrera como docente de la facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Loja. Como periodista colabora con la emisora Centinela del Sur, desde sus micrófonos defiende en forma intransigente los derechos de la ciudad y provincia, lo que le costó momentos difíciles por los ataques de la dictadura de esos años, hasta la clausura de la radio.

GESTOR CULTURAL Y HUMANITARIO
Organiza el primer festival de la Lira y la Pluma lojanas. Se vincula con la Cruz Roja ecuatoriana núcleo de Loja y organiza la Operación Sonrisa en beneficio de los niños pobres de la ciudad. Participa, durante la sequía que asoló la provincia en 1967, en el programa de ayuda a los damnificados en los sectores más afectados. Por ese trabajo, la Cruz Roja juvenil de Colombia le condecoró en mayo de 1968.

LABOR PERIODÍSTICA
Durante Los años 60 y 70 colabora con numerosos artículos de prensa en los diarios lojanos la Frontera, El Volante y La Verdad, y con el diario guayaquileño El Telégrafo. Fue director de la revista universitaria de la Universidad Nacional de Loja. Por esta labor fue condecorado con el Botón de oro de la lojanidad el 18 de noviembre de mil novecientos sesenta y ocho por el Centro Social de Loja de Guayaquil.
Durante los años 60 al 70 colabora con la primera televisión lojana, el canal cuatro que emite su señal por primera vez en los años setenta. Con Walter Jaramillo Zaire, su gerente director produce los programas: “El Invitado de la semana” y “El medico en su Hogar”.

Fue columnista de planta del diario Universo de la ciudad de Guayaquil, desde 1972 hasta su muerte con su columna “Correo del sur”.
Fue presidente de la Unión Nacional de Periodistas UNP, núcleo de Loja.

Fue miembro activo de la Casa de la cultura ecuatoriana núcleo de Loja, al tiempo que asume la dirección del diario El siglo, el más moderno medio de comunicación escrito en esa época en Loja, donde le sorprende la muerte el 18 de abril de 1983.

LABOR ACADÉMICA
En los años ochenta fue nombrado profesor de Higiene y Saneamiento Ambiental en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Loja. Durante ese período escribe su obra “Saneamiento y Desarrollo”.

JORGE ZAVALA BAQUERIZO
Nació en el barrio Las Peñas de la ciudad de Guayaquil, Ecuador, el 13 de mayo de 1922. ​ Sus padres fueron el empleado público Oswaldo Zavala Arbaíza y la maestra municipal Ana Cristina Baquerizo.

Obtuvo el título de abogado en el grado de Doctor en Jurisprudencia en 1946. ​Cuatro años más tarde ejerció la su profesión como penalista.

Docencia
Comenzó como maestro catedrático de práctica penal y de procedimiento penal a partir de 1962 en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil. ​ Fue el fundador y primer rector de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte en 1961. ​En su vida profesional como docente podemos decir que fue maestro de la Universidad de Guayaquil y de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil durante 40 años. ​ También presidió el Colegio de Abogados de Guayaquil, siendo reelegido en 1964.

Política
Pero será en la política donde el Dr. Zavala destacará sobremanera. Afiliado al partido Liberal – Radical desde 1940, hasta que en 1983 se unió a la Izquierda Democrática, una derivación modernizante del propio partido Liberal.

Ocupó el cargo de diputado para la provincia del Guayas entre 1956 a 1958, y formó parte de la oposición al gobierno de Camilo Ponce Enríquez. ​ Fue Diputado Nacional de 1984 a 1988 durante el cual fue el presidente del Congreso Nacional en 1987 y en 1998 ocupó el cargo de presidente de la Comisión de Legislación y Codificación del Congreso. ​

Se encargó de la Asesoría Jurídica de la Municipalidad durante las alcaldías del Dr. Otto Quintero Rumbea en 1961 y Assad Bucaram en 1963. Fue vicepresidente de la República del Ecuador en 1968, como parte del Partido Liberal Radical ocupando el cargo en la última presidencia del mandatario electo y opositor político irreconciliable José María Velasco Ibarra al obtener mayor cantidad de votos que el candidato velasquista Víctor Hugo Sicouret Pazmiño, y, sin embargo ocupó el cargo de vicepresidente hasta 1970, cuando el presidente se declaró dictador de la nación.

Publicaciones y premios
Fue autor de varias publicaciones jurídicas y principalmente del tema penal, entre sus publicaciones destacan “El Proceso Penal Ecuatoriano”​, “Delitos contra la propiedad”4​ (tres ediciones), “Delitos contra las personas”,​ “Delitos contra la fe pública” “Alegatos Penales”, el folleto “La Victimiologia”, “La entrega del cheque sin provisión de fondos”, “Los delitos contra las personas: el aborto”, “Tratado de derecho procesal penal”7​ y “La pena”.​

Obtuvo una serie de condecoraciones, recibiendo en cuatro ocasiones el Premio al Mérito Científico en 1966, 1977, 1984 y 1986 otorgado por la Municipalidad de Guayaquil, también recibió condecoraciones del Congreso Nacional, la Universidad de Guayaquil, la Sociedad Internacional de Criminología, la Asociación Internacional de Derecho Penal. ​ El Gobierno le otorgó la Gran Cruz de la Orden Nacional al Mérito en 1992. ​

Muerte.
Falleció de una afección cardíaca a las 23:30 del 9 de mayo de 2014 en la ciudad de Guayaquil, a la edad de 91 años. ​

“Delitos contra las personas”,​ “Delitos contra la fe pública” “Alegatos Penales”, el folleto “La Victimiologia”, “La entrega del cheque sin provisión de fondos”, “Los delitos contra las personas: el aborto”, “Tratado de derecho procesal penal”7​ y “La pena”.​

Obtuvo una serie de condecoraciones, recibiendo en cuatro ocasiones el Premio al Mérito Científico en 1966, 1977, 1984 y 1986 otorgado por la Municipalidad de Guayaquil, también recibió condecoraciones del Congreso Nacional, la Universidad de Guayaquil, la Sociedad Internacional de Criminología, la Asociación Internacional de Derecho Penal. ​ El Gobierno le otorgó la Gran Cruz de la Orden Nacional al Mérito en 1992. ​

Muerte
Falleció de una afección cardíaca a las 23:30 del 9 de mayo de 2014 en la ciudad de Guayaquil, a la edad de 91 años. ​

Juan Isaac Lovato
Nació en Quito el 23 de septiembre de 1904.
Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, con su tesis “El Divorcio Perfecto”. Secretario General del Partido Socialista Ecuatoriano. Director del Diario “La Tierra”. Profesor Universitario. Decano de la Facultad de Jurisprudencia. Legislador, Concejal de Quito, Procurador General de la Nación, Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia, Ministro de Previsión Social y trabajo. Entre sus distinciones sobresale el Premio Al Merito Universitario.
Hombre de principios izquierdistas, asesor jurídico de varias organizaciones de trabajadores, dirigente de la C.T.E. su actividad en el plano de la militancia ideológica y de la practica social recomiendan un detenido análisis. Prestigioso jurisconsulto que se ha dedicado por completo al ejercicio de su profesión. Su “Programa Analítico de Derecho Procesal Civil” apareció en siete tomos. Autor además de “Principios Constitucionales del Derecho Procesal Ecuatoriano”. Conocido y buen maestro universitario, escritor que integra con su obra solida y perdurable la bibliografía ecuatoriana muy, pero muy singularmente en el plano del Derecho, donde tiene puesto de merecida consagración. En 1963 en el gobierno del Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy fue Ministro de Previsión Social y Trabajo.

Su experiencia por más de 30 años como profesor de la cátedra de Procedimiento Civil, en la Escuela de Derecho de la Universidad Central del Ecuador, significan la dignificación más grande de la entrega a los demás. Su paso por la función pública como Rector de la Universidad Central del Ecuador, Concejal del cantón Quito, Ministro de Previsión Social y trabajo, Procurador General de la Nación, Presidente de CIESPAL y miembro del consejo Directivo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, acumularon en el la experiencia y el conocimiento para aprender más de cerca la realidad política social y económica del país,

Como Vicepresidente del Consejo Ecuatoriano de la Paz y miembro de la presidencia del Consejo Mundial de la misma, de la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores y primer Embajador del Ecuador en la ex Unión Soviética, su vinculación internacional aporto un valioso cumulo de experiencias en el campo del servicio exterior al cual represento, dejando muy en alto siempre el nombre de nuestro país en el exterior. Sobre la politización en la administración de justicia, manifestó que si un partido tiene el deseo y procura que alguno de su afiliado este en esos grandes cargos, está muy bien, pero siempre que sean ocupados por gente sabia y laboriosa en el Derecho, que le guste trabajar, que sea de gran probidad y a quien no le puedan llamar la atención; lo grave está en que una vez en determinado cargo de la función judicial intervenga la política para administración de justicia, la cual tiene que ser independiente.
 
Su paso por la universidad
El ser catedrático en la universidad es algo sumamente honroso, que significa a la persona porque se prepara a los jóvenes para que ellos entren con su profesión a desempeñarse en la vida, no solo en forma individual sino en bien del Estado, anoto.

Dijo que el aporte de las facultades de Jurisprudencia es muy importante, pues estas se han distinguido por formar hombres valiosos que han desempleado altos cargos en el campo público y privado, en la aplicación del Derecho y la aplicación de justicia. Preciso que al aumentar el número de estudiantes no existe espacio para atender a todos y por ende las practicas e investigaciones son insuficientes y de mala calidad; la solución está en seleccionar los ingresos y no aumentar profesores, pues estos no siempre están capacitados para enseñar.

Gonzalo Zambrano Palacios
Nació en Loja el 18 de octubre de 1930. Pasó su niñez dentro de las estrictas normas de un hogar cristiano honorable, con el culto a los valores de moral y rectitud propios del medio familiar de su ciudad. Sus padres fueron: el Dr. Monfilio Zambrano Valarezo y doña Matilde Palacios Alvear de Zambrano. Tuvo 9 hermanos: Alfonso, Lucrecia, Julia, Amalia, María Eufemia, Germán, Eduardo, Mélida y Rosa Antonia.
Estudió la primaria en la escuela de los Hermanos Cristianos. Se graduó con honores y distinción en el Colegio La Dolorosa de Loja, colegio regentado por los jesuitas de ahí su amor a la Virgen Dolorosa y su profunda convicción católica. A los 15 años vino a Quito. Su primer amigo en Quito fue Jorge Salvador Lara. Quien influyó para que ingrese a estudiar a la recientemente fundada Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Se graduó en 1958 y empezó a dar clases en el colegio San Gabriel y en la misma PUCE.

Su profundo conocimiento del Derecho le permitió tener una dilatada carrera en el ámbito judicial, por más de tres décadas, habiendo sido Juez Provincial, Ministro y Presidente de la Corte Superior de Quito, llegando a ocupar la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia, magistratura que la desempeñó entre los años de 1981 a 1983.

Durante el período ejerció la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, cumplió importantes funciones para el Ecuador: fue miembro de la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores durante el conflicto bélico con Perú en Paquisha; vocal del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social; miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales; organizador y anfitrión del Congreso Iberoamericano de Derecho Procesal que se llevó a cabo en Quito; delegado del Ecuador en la reunión de Presidentes de las Cortes Supremas de Justicia de Iberoamérica que se llevó a cabo en Madrid, Integró varias delegaciones oficiales para los cambios de mando presidencial en Colombia, Venezuela y países de Centro América.
Siendo Presidente de la Corte Suprema de Justicia, tuvo que sustanciar casos muy complejos.

El caso más sonado que tuvo a su cargo fue juzgar en primera instancia al Ministro de Gobierno de la última dictadura, el General Bolívar Jarrín Cahueñas, autor intelectual del asesinato del Ec. Abdón Calderón Muñoz, condenado a la pena máxima de ese entonces, dieciséis años de prisión. Otro caso también muy importante fue un caso de corrupción, por un sobre precio en la compra de maquinarias en el Municipio de Guayaquil para la instalación de una procesadora de basura, por lo cual se estableció la responsabilidad del entonces Alcalde de Guayaquil, quien fue condenado a tres años de prisión.

ÁMBITO PERSONAL

El 18 de octubre de 1958 se casó con su amada LOLITA. Tuvieron 7 hijos y 16 nietos:
Formó a cada uno de sus hijos con los principios de honestidad y virtudes ciudadanas, poniendo especial énfasis en su proyección cristiana y moral, para tener un mejor Ecuador.

RAÚL CLEMENTE HUERTA RENDÓN
Nació el 25 de febrero de 1915 en el puerto principal del país, Guayaquil. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte y los superiores en la Universidad de Guayaquil, donde obtuvo en 1943 el título de doctor en jurisprudencia.
Fue un destacado dirigente estudiantil lo que lo llevó a ser presidente fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE). ​

Entre los cargos públicos que ocupó se cuentan presidente del Tribunal Electoral de Guayas, dos veces concejal cantonal de Guayaquil, director del Banco Central del Ecuador y ministro del tesoro durante el gobierno de Carlos Julio Arosemena Tola. Para las elecciones presidenciales de 1956 se presentó como candidato por el Frente Democrático Nacional, coalición electoral que abarcó a los liberales, socialistas y otros grupos de izquierda. Cuando el presidente José María Velasco Ibarra se enteró de que Huerta encabezaba las preferencias electorales, pronunció su famosa frase “O el frente me tritura a mí, o yo trituro al frente”, y se convirtió en el jefe de campaña de facto del contrincante de Huerta, el doctor Camilo Ponce Enríquez, atacando a Huerta en cada ciudad en que hacía campaña. ​A pesar de ello, el Dr. Huerta perdió las elecciones ante el Dr. Ponce por apenas tres mil votos.

Participó en la Asamblea Constituyente de 1966, siendo mocionado como candidato a la presidencia interina de la república. Nuevamente, la vida truncó su carrera política y aunque Huerta era el favorito, los acuerdos parlamentarios de último momento llevaron a la victoria a Otto Arosemena Gómez, por cinco votos por sobre el Dr. Raúl Clemente Huerta. ​
Entre 1968 y 1970 ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes. ​ Durante la antesala de las elecciones presidenciales de 1978 su sobrino, Francisco Huerta Montalvo, se postuló como candidato por el Partido Liberal Radical Ecuatoriano, pero fue descalificado por el Tribunal Supremo Electoral. Raúl Clemente Huerta tomó su lugar como candidato, convirtiéndose en el principal contendiente de quien entonces se perfilaba como favorito, el conservador Sixto Durán Ballén. Sin embargo, Jaime Roldós Aguilera, candidato del partido Concentración de Fuerzas Populares, dio la sorpresa electoral al conseguir el primer lugar en la primera vuelta. Huerta obtuvo el tercer lugar, siendo superado por Durán Ballén por poco más de un punto porcentual.
Para las elecciones legislativas del año siguiente fue elegido diputado nacional por el Partido Liberal Radical Ecuatoriano. Posteriormente, durante el gobierno de León Febres-Cordero Ribadeneyra, presidió la Junta Monetaria. ​
Falleció el 1 de abril de 1991 en Guayaquil.

FRANCISCO J. SALGADO

PRIMERO MAESTRO, CABALLERO Y AMIGO DE TODOS

El doctor Francisco J. Salgado, fue un hombre de bien, que tuvo en su vida una infinidad de facetas y en todas ellas su actuación fue sobresaliente. A pesar de su personal modestia, brillaba con luz propia. No buscaba honores, éstos venían tras él. De fácil sonrisa y reconocido buen humor, su compañía era un deleite y su sola presencia imponía respeto, confianza y simpatía. Entre sus amigos permitía y hasta le gustaba ser tratado como doctor Panchito, pues nunca tuvo poses ni aires de grandeza a pesar de que la grandeza le sobraba. Su vida estuvo ligada, por muchos años, a la Universidad Central del Ecuador, como Maestro, y de los mejores, como Secretario General, Decano de la Facultad de Jurisprudencia durante cuatro períodos y como Rector. Desempeñó dignidades como Vicepresidente de la Unesco en Ecuador, miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y otros Institutos culturales. Representó al país, a la Universidad Central y al Colegio de Abogados, en numerosos foros internacionales. Fue Presidente de la Comisión Legislativa Permanente, que en los años 60 realizó un trabajo formidable rescatándose, por su acertada intervención, el pleno reconocimiento a la autonomía universitaria. Fue Presidente de los Egresados del Mejía, de la Sociedad Jurídico Literaria, de la filial ecuatoriana de la Comisión Internacional de Juristas, del Colegio de Abogados. Fue fundador de Ciespal y Presidente de su Consejo Administrativo. Fue Conjuez Permanente de la Corte Suprema de Justicia, así como Asesor Jurídico de la CAF en Venezuela.

En la Función Pública, fue Subsecretario del Ministerio de Gobierno en la Presidencia de Galo Plaza, Secretario del Congreso Nacional; Diputado de la República; Ministro del Trabajo en el gobierno de Jaime Roldós; Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso; Superintendente de Compañías. Todas sus funciones las ejerció en gobiernos constitucionales, toda vez que rechazó nombramientos para altas dignidades que le fueron ofrecidos por gobiernos de facto.

Publicó varias obras tales como: “El Contrato Individual de Trabajo en la Legislación Ecuatoriana”; “La Reforma Universitaria”; “La Obra Político-Administrativa del doctor Pío Jaramillo Alvarado”; “Curso de Derecho Civil y Normas Societarias”; “Curso de Derecho Civil Instituciones de Derecho Civil”, en siete tomos.

Fue condecorado por el Gobierno Ecuatoriano con la Condecoración de la Orden al Mérito Nacional en el Grado de Gran Cruz, por el Congreso Nacional, el Municipio de Quito, la Universidad Central del Ecuador, el Colegio de Abogados y otras instituciones y fue homenajeado y reconocido por la Corte Suprema de Justicia y la Corte Superior de Justicia, la Academia de Abogados, el Colegio de Notarios y otras instituciones de carácter cultural y jurídico.
Pero, más allá de todos los honores y reconocimientos, fue un hombre bueno, con un corazón de oro.
Todas las virtudes le acompañaron: Fue un patriota total, maestro de las leyes y la vida, amigo sincero, esposo y padre excepcional. Dejó un legado de dignidad, talento y bondad que enorgullece al Ecuador.

AURELIO GARCIA GALLEGOS
INSIGNE MAESTRO DE JUVENTUDES

Nació en la Provincia de Chimborazo, en Calpi, parroquia rural del cantón Riobamba, el 14 de septiembre de 1901, hijo de Agustín García Ortiz y de Julia Gallegos Oleas, tuvo una sola hermana, Carmen Elena. La vida de Aurelio García Gallegos, desde sus inicios estudiantiles allá en el Colegio San Felipe de Riobamba, luego en el Normal Juan Montalvo y posteriormente en la Universidad Central de Quito, fue una búsqueda constante del saber.
Aurelio García Gallegos, obtuvo su título de abogado y doctor en Jurisprudencia en el año 1927 en la Universidad Central de Quito.
Aurelio García, formó una familia con lazos sumamente sólidos, con Beatriz Banderas Salem. Siendo descendientes de este matrimonio, celebrado el 20 de mayo de 1934: Aurelio Agustín, Gustavo Alfonso y Beatriz Irene, a quienes nos dieron un ejemplo de vida.

JURISTA, CATEDRÁTICO, ESCRITOR

Mi padre, sintió una predilección especial por la docencia universitaria, pues sabía que, con su conocimiento y su talento, contribuía a la formación de varias generaciones de estudiantes, de miles de discípulos como él llamaba cariñosamente a sus alumnos, que lo recordaban y aún recuerdan al maestro con cariño, porque él supo forjar, transmitir conocimientos y sobre todo la inmensidad de su pensamiento.
Sa fructífera vida intelectual, se entremezcló con su producción erudita sobre pluralidad de materias: historia, filosofía, teoría política, siendo su obra magistral Ciencia del Estado, obra que desde el año 1946, que se publicó la Primera Edición, ha sido requerida constantemente hasta tiempos actuales, por profesores, estudiantes y ciudadanos que se interesan por la política como una ciencia, un arte y un fin público y de servicio a la sociedad.
No menos importantes son aquellas obras que se refieren a Ideas e Instituciones Políticas e Historia de las Doctrinas e Instituciones Políticas, constituyendo estos tratados el complemento necesario para la comprensión y estudio de la Ciencia del Estado;
En el año de 1935 se inicia en la Universidad Central, como Profesor de Historia de La Filosofía, en la Facultad de Filosofía y Letras ; a partir de 1937, Profesor de Derecho Político, Derecho Constitucional y Derecho Administrativo en la Facultad de Jurisprudencia, fundador y Director de la Escuela de Ciencias Políticas de la misma Facultad; Profesor de Derecho y Derecho Internacional Público de la Academia de Guerra del Ejército y de la FAE; Profesor de Derecho Administrativo y Municipal en el Instituto Superior de Policía de Quito. Expositor de conferencias por cientos, en diferentes ámbitos culturales y académicos.
Entre los reconocimientos al Mérito Docente y por su autoría intelectual por la publicación de la obra Ciencia del Estado, recibió el premio Universidad Central; Condecoración al Mérito Docente del Consejo Universitario de la Universidad Central; Condecoración al Mérito Educacional de Primera Clase, otorgada por el Gobierno Nacional, bajo la Presidencia del doctor Carlos Julio Arosemena; Condecoración de la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Gran Oficial, otorgado por el Ing. León Febres Cordero, Presidente Constitucional de la República ; Condecoración Fray Bartolomé de Las Casas del Ilustre Municipio de Quito.
Diplomas de Honor otorgados por la Cámara del Senado del Ecuador; Academia de Guerra Aérea; H. Consejo de Estado; Sociedad Bolivariana del Ecuador, Núcleo Chimborazo, y más reconocimientos honoríficos.
Creo que esta semblanza resumida de mi padre vislumbra la imagen del hombre que, al haber sido ungido con una capacidad intelectual inmensa, supo aprovecharla y ahondando siempre en el pensamiento de los grandes filósofos y tratadistas políticos de la humanidad, hizo de su intelecto una herramienta para beneficio de los demás, siendo para el propio, la satisfacción de proyectar sus conocimientos. Su sapiencia siempre le hizo simplificar lo complejo y actuar con la sabiduría del docto.
Beatriz García Banderas

EDUARDO VALENCIA VÁSQUEZ 
Revisando su hoja de vida, encontramos que, desde su nacimiento en 1947 y durante su primera infancia, en su casa, sus padres llenaron su espíritu de valores, aquellos que, en palabras del propio Eduardo, “se practicaron en la morada y le produjeron “felicidad”, es decir un estado de ánimo especial sustentado en la paz y el bienestar comunitarios”.

 La educación formal, iniciada en la escuela Borja 2 en Quito, en 1953; continuada luego en la secundaria, en el colegio San Gabriel de Quito, entre 1959 hasta 1965, y culminada en la Pontificia Universidad Católica de Quito, en la facultad de Economía, donde se graduaría en 1971- El Postgrado lo realizó en el Center for Development Economics, en el Williams College, Massachusetts, EE.UU. que lo obtuvo en 1977. En marzo de 1975 lo encontramos laborando en la universidad en la que se formó, no solo como catedrático sino en calidad de Subdecano Encargado de la Facultad de Economía, cargo que lo ejerció hasta abril 1976.
 
En 1995 inició la que sería su mayor desafío y su más querida labor: la de   Director del Instituto de Investigaciones Económicas. Año tras año, editó los estudios más serios que se han hecho sobre la realidad económica del país y su comportamiento.  
Con ciertos intervalos en los que el Ecuador lo demandó a trabajar en instituciones de fundamental importancia para el país, permaneció en este Instituto hasta su jubilación en junio 2016. 
Precisamente, sus trabajos y tareas cumplidas en esta función, así como las desempeñadas en la función pública, en diversas instituciones del Estado, como el Congreso Nacional, en el Consejo Nacional de Modernización del Estado, en la Junta Monetaria, en el Ministerio de Industrias, Comercio y Pesca,  bien sea como Asesor o como miembro de sus directorios, pero sobre todo en la Gerencia del Banco de Desarrollo del Ecuador, BEDE y en el Banco Central del Ecuador, donde Eduardo ejerció las funciones de Gerente General, y de Presidente de la Corporación Financiera Nacional, le permitieron confrontar la teoría económica con la realidad de su país y de su pueblo y, gracias a ello, la visión humanística de su profesión pudo consolidarse.   En los últimos años de su vida, los ecuatorianos fuimos testigos de su lucha contra la mentira, la corrupción, la impunidad, enquistadas en un gobierno que, bajo una piel de oveja, escondía la putrefacción de los antivalores.  Eduardo Valencia, el economista que brilló en lo público y en lo académico, falleció El 6 de julio de 2020, tras una larga enfermedad. 

VÍCTOR MANUEL PEÑAHERRERA
El gran jurista ecuatoriano, don Víctor Manuel Peñaherrera Espinel (Ibarra, 6 de octubre de 1865 – Guayaquil, 14 de abril de 1930) además de ser un destacado exponente del Derecho Procesal; siempre intentó abordar la abogacía como materia de reflexión moral y ética.
Amaba su profesión y se refería a ella como su inseparable compañera, por ello quiso ofrecer una guía dirigida a todos aquellos que un día emprendieran el bello y peligroso camino del Derecho.
En 1912 el maestro presentó, bajo la forma de un célebre decálogo, diversas consideraciones donde nos invita a la paciencia, la perseverancia y la responsabilidad en todas y cada una de nuestras intervenciones jurídicas. Dicho texto es síntesis de su filosofía cristiana y al mismo tiempo racionalista y de su alta moral individual. A continuación, sus mandamientos del abogado:
I. Desconfiar de nosotros mismos en orden a las conclusiones jurídicas y no tomar ninguna resolución definitiva, sin previa consulta y profundo estudio;
II. No dar exageradas seguridades a los clientes; pues, por clara que nos parezca la cuestión, puede caber diverso criterio en los jueces que la decidan; III. Desconfiar aún de la justicia de la causa, y examinarla con particular cuidado; pues los perjuicios, las simpatías, las prevenciones y los intereses pecuniarios, pueden ofuscar y desviar la conciencia, aunque recta y escrupulosa;

IV. Evitar las peligrosas y casi siempre antojadizas distinciones entre justicia moral y justicia legal. Las leyes son, por lo general, la expresión de la justicia, mirada, como debe mirarla el legislador, por encima de todo interés personal; y al abogado, principalmente al juez, no le es dado apartarse de ellas, a pretexto de consideraciones morales;
V. Abstenerse de medios injustos o indignos, aún para fines justos. No podemos aceptar ni aplicar el falso principio de que el fin justifica los medios;
VI. Abstenerse de juzgar mal, a priori, a los hombres en general, y especialmente a los profesores y más aún a los jueces, entrando en cuenta que, cada cual puede tener razones, tal vez, ignoradas para nosotros; que todo asunto tiene múltiples aspectos, y que es en extremo difícil penetrar en la conciencia ajena. La propensión de llevar las cosas a mala parte e interpretarlas del modo más odioso y desfavorable es, por desgracia, uno de los vicios más lamentables y de más graves consecuencias en nuestra sociedad;
VII. Moderar los perjuicios y exageraciones de los clientes, sus odios y prevenciones contra la parte adversa y especialmente contra los jueces, cualquiera que sea el éxito del asunto; VIII. Inducir a los clientes a transacciones equitativas y a la preferencia de medios conciliatorios;
VIII. Inducir a los clientes a transacciones equitativas y a la preferencia de medios conciliatorios;
IX. Abstenerse en lo posible de litigar sobre honorarios y proceder con severa rectitud en las regulaciones de ellos; X. Cuidar mucho de la cultura en el lenguaje: sin olvidar jamás las consideraciones y respetos sociales, los que debemos guardarnos entre los miembros del mismo gremio, y el sentimiento de solidaridad que debe animarnos en la vida profesional.

NICOLÁS AURELIO ESPINOSA ROMÁN
Pediatra, investigador y docente
Por: Gabriel Ordóñez Nieto

Hablar con propiedad y acierto de la pediatría ecuatoriana demanda la invocación del nombre, la obra y la dedicación de Nicolás Espinosa, médico nacido en Quito en 1923 en el hogar formado por Nicolás Aurelio Espinosa Acevedo y Magdalena Román Checa. Niño dotado de claro talento recibió el influjo de la historia familiar distinguida por la presencia de personajes como José Manuel Espinosa, profesor de materia médica y clínica interna, decano de medicina y rector de la Universidad Central, José Francisco Espinosa, profesor de patología y otros destacados personajes del siglo XIX relacionados con actividades propias de la medicina y el derecho.
Cursó sus estudios primarios en la escuela del doctor Borja, los secundarios en el Instituto Nacional Mejía y los superiores en la Universidad Central, desde esta etapa de su vida tuvo clara y definitiva orientación hacia la medicina infantil. Graduado en 1949 como Médico Cirujano decidió continuar su formación de posgrado en la Escuela de Puericultura de Madrid en 1950. Su innato deseo de superación lo llevó nuevamente al exterior, a Denver Colorado, en esta ocasión, para estudiar junto a una figura mundial de la pediatría, la Dra. Lula Lubchenco. Al término de esta etapa se le propuso trabajar como Jefe de Residentes y docente universitario en premio a su brillante desempeño. Más pudo su amor por el país y su deseo de ofrecer a la niñez ecuatoriana todo lo aprendido, toda su sabiduría. Amplió el horizonte de su conocimiento sobre enfermedades infantiles cuando asistió a cursos complementarios en Psicología Infantil y Pediatría Tropical en las Universidades de Yale y Louisiana respectivamente.

Fue un profesional iluminado para diagnosticar con asombrosa precisión las enfermedades de los niños, las frecuentes y las raras, merecieron atención de su observación, sus manos y razonamiento clínico. Las prescripciones y recomendaciones siempre oportunas y acertadas le concedieron una credibilidad indiscutible y su prestigio tanto en el ámbito privado como en el público fue increscendo hasta convertirse en consultor obligado para resolver casos difíciles o complicados. Hombre serio, severo, puntual, estudioso hizo del hospital un escenario pleno de calidez para brindar atención de alto contenido humano al niño y sus familias, madres sobre todo.

Su trabajo asistencial ocurrió primero en la Maternidad Isidro Ayora, allí formó un servicio de neonatología de excelencia pese a las limitaciones de orden tecnológico, con trabajo infatigable, con disciplina, exigente formación en temas relacionados con los recién nacidos suplió estas deficiencias.

Impulsó además diversas innovaciones para superar algunas limitaciones. Su personalidad admirada y respetada alcanzó de las autoridades de salud atención y satisfacción de los requerimientos prioritarios del servicio que contó con un grupo extraordinario de enfermeras comprometidas a fondo con la causa vital de los indefensos y vulnerables neonatos. Pasó luego al hospital “Carlos Andrade Marín” y allí como jefe del servicio de Perinatología y Neonatología creó un servicio destinado a ser el mejor del país, muy bien organizado, con principios claros y normativa sustentada en los adelantos de la época. Formó un equipo profesional excelente y con el tiempo, poco a poco, fue diseñando lo que se convirtió en la primera unidad de cuidados intensivos neonatales del país con protocolos de atención avanzados como la ventilación mecánica.

Fue un apasionado docente. Sus clases en la Universidad Central eran seguidas con el máximo interés por lo novedosas y bien documentadas. Su exigencia al pasar las visitas docentes fue de leyenda, siempre respetuoso pero firme a la hora de exigir trabajo y resultados. Su cátedra se consideró un claustro de sabiduría y pasión por asistir con devoción y dulzura a los dolientes. Fue generoso, nunca oculto sus conocimientos, los transmitió a sus discípulos ávidos de acrecentar sus saberes y destrezas. Su empeño fue grande al estructurar y concretar un curso de posgrado de pediatría que desde 1974 hasta la fecha recibe a profesionales jóvenes para dotarles de una especialidad que ha colocado pediatras en todo el país. Como investigador aportó, con la rigurosidad del caso, al conocimiento del crecimiento intrauterino en el altiplano andino ecuatoriano, dedicó varios escritos a defender con pasión la lactancia materna, entre otros muchos aportes. Un hombre desinteresado como él, amante de la ciencia, jamás fue proclive para el adulo. Solo aceptó en 1981 una condecoración al mérito otorgada por el gobierno nacional por sus trabajos destacados en el área de la salud, el premio Jaime Rivadeneira otorgado por el Colegio Médico de Pichincha en 1987 por su labor científica, docente y humana. Sus investigaciones fueron premiadas en 1970 por haber ganado el concurso en el que intervinieron destacados investigadores nacionales. No se puede dejar de mencionar que fue coautor en la cuarta edición del la Pediatría del connotado autor chileno Julio Meneghello. La Universidad San Francisco de Quito instituyó el premio Nicolás Espinosa Román a la excelencia en investigación pediátrica.
Fue presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría, miembro fundador y de número de la Academia Ecuatoriana de Medicina, presidente del Tribunal de Honor del Colegio Médico de Pichincha y asesor de la Oficina Panamericana de la Salud en República Dominicana.

Hombre de ética intachable y cultor a ultranza de la Bioética, pasó a la posteridad dejando un legado de enorme significación en los distintos campos de su
accionar. Falleció el 12 de septiembre 1994 y en su memoria la ciudad de Quito colocó su nombre en una de sus calles.

PLUTARCO NARANJO VARGAS
Médico, Científico, Escritor, Historiador y Docente
Por: Gabriel Ordóñez Nieto

Fue un ecuatoriano eximio nacido en Ambato el 18 de junio de 1921. Su presencia vigorosa se notó en el país en los campos de la medicina, las ciencias, la historia, la docencia y la investigación. Hasta la fecha es el único ecuatoriano que ha pertenecido a la Academia Ecuatoriana de Medicina, Academia Nacional de Historia y Academia de la Lengua.
Hombre de talentos múltiples hizo de la escritura uno de sus baluartes, una de sus herramientas para comunicar al Ecuador y al mundo, los conocimientos adquiridos en el duro y apasionante campo de la investigación científica. Naranjo no dio tregua al estudio sistemático, lo practicó sin descanso, porque fue el norte de toda su vida; no dio cabida a logros carentes de sustento científico o imposibles de reproducir.
Se vislumbró desde su infancia en Ambato, su tierra natal, su predisposición a buscar la verdad en el hogar, en la naturaleza, en la historia que estaba a su alcance. Niño primero, adolescente después, complementó las actividades lúdicas propias de esas edades con aquellas provechosas para el intelecto y el espíritu. Con sus padres, Luis Enrique Naranjo Arias, natural de Ambato y su madre Antonia Vargas Naranjo, de la parroquia Cevallos, vivió en una casa modesta ubicada en la calle Atahualpa, fue el quinto de los seis hijos de la pareja. No hubo pobreza. Hubo estrechez y limitaciones que no impidieron al niño Plutarco Floresmilo asistir a la escuela para el aprendizaje inicial y conocer maestros con capacidad de inculcar en sus alumnos interés por el contacto con el medio, el ambiente, el análisis y la reflexión.

La educación secundaria en el colegio Nacional Bolívar de Ambato también ofreció a Plutarco Naranjo, la oportunidad de tener profesores intuitivos que reforzaron los conocimientos de botánica, adquiridos en los años previos.Para continuar estudios universitarios él, con Enriqueta Banda, su novia desde el colegio, escogieron la facultad de la Universidad Central del Ecuador. Contrajeron matrimonio mientras cursaban el cuarto año de la carrera.
Grado de Médico y Cirujano en 1949. Coronó como el mejor egresado. La tesis de grado, trabajada con su esposa Enriqueta Banda, se tituló “Polinosis estudio clínico y botánico” mereció el premio de la investigación científica. Se vinculó a LIFE laboratorio que preparaba medicamentos y sueros para uso en hospitales, especialmente. Su producción, sin embargo, no era muy amplia y en buena medida los tratamientos dependían de medicamentos importados a costos muy exagerados debido a las dificultades provocadas por la segunda guerra mundial.

En el laboratorio la actividad predominante de P. Naranjo, era la investigación en una etapa de crisis de medicamentos notoria en el mundo y desde luego en Latinoamérica. LIFE pudo producir medicamentos de calidad y exportarlos a Colombia, Venezuela, Bolivia, Centroamérica y otros países.La empresa desarrolló una política social muy importante. Ofrecía productos al alcance de pacientes de escasos recursos a precios asequibles, incluso menores al costo de producción, que se compensaba con el rendimiento de otros productos y las exportaciones.
Gracias a los buenos rendimientos LIFE implementó importantes beneficios sociales, imitados por otras empresas y tomadas en cuenta para la expedición de medidas y reformas legales.

Las más importantes fueron: dispensario médico odontológico propio, servicio social, casa cuna para cuidar lactantes y niños de hasta 3 años de edad con asistencia alimentaria, vacunas y control del crecimiento y desarrollo; aguinaldo navideño, comisariato, colonias vacacionales. Fue pionera en la participación de los trabajadores en las utilidades entregadas parte en efectivo y parte como acciones de la empresa a nombre de cada trabajador
.
La presencia del Dr. Naranjo con sus ideas sociales, su carisma y conocimientos de la realidad de los trabajadores ecuatorianos, tuvo cabida en una empresa próspera y de vanguardia, junto a directivos de mentalidad similar alcanzó los beneficios señalados con la certeza de que el trabajador estable, bien tratado, reconocido y pagado aporta al crecimiento empresarial. En 1953 tanto Plutarco Naranjo como su esposa Enriqueta se desplazaron a la Universidad del Valle en Cali, Colombia para organizar la cátedra de farmacología y el departamento de fisiología. Fueron parte de un gran sueño colectivo de la universidad orientado a cambiar la educación médica. El grupo conocido como los caleños adoptivos se unió a prestigiosos médicos de la localidad que formó una masa crítica, una especie de ateneo de iluminados, que habría de cambiar el modelo educativo colombiano. El 30 de enero de 1964 la Universidad fue clausurada, cuando se abrió, 2 meses después la dictadura, instalada en 1963, eligió autoridades y profesores que, poco tiempo después renunciaron, en vista del descontento de los estudiantes. No salieron todos algunos permanecieron en las cátedras. En todo caso justo es decir que fue un grupo connotado de profesionales residentes en Quito entre los cuales estuvo el Dr. Plutarco Naranjo.

El Dr. Naranjo se encargó de organizar la cátedra de Farmacología inexistente hasta ese momento, su desempeño como siempre fue brillante pues aparte de las clases teóricas se preocupó de ofrecer actividades prácticas. Hizo de la cátedra un peldaño exigente que debía superarse con mucho estudio y dedicación.

En 1992 asumió la dirección del Área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar que la ejerció con especial dedicación. Delineó un trabajo innovador en el campo de la medicina alternativa, con alcance andino. Dictó clases en varios cursos de posgrado y programas de extensión y organizó varios eventos nacionales e internacionales. En mayo de 2007 la Universidad le concedió los títulos de Doctor Honoris Causa y Profesor Emérito. Recibió el premio nacional Eugenio Espejo, fue Ministro de Salud Pública, presidió numerosas organizaciones y congresos médicos nacionales e internacionales. Fue Presidente de la 43 Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud y embajador del Ecuador en Rusia y Polonia. Falleció en Quito el 27 de abril de 2012.

EDUARDO ESTRELLA AGUIRRE
Médico, Historiador, Humanista
Por: Gabriel Ordóñez Nieto

Dr. Eduardo Estrella Aguirre 1941 – 1996

El país ha tenido entre sus hijos numerosos personajes ilustres que han protagonizado hechos distinguidos en favor de su adelanto y su progreso. Una rápida mirada de su historia permite rescatar nombres de significativa importancia. Por citar unos ejemplos entresacados de distintas etapas de su historia convulsionada se puedemencionar entre otros a Eugenio Espejo, García Moreno, Isidro Ayora, Eloy Alfaro, Velasco Ibarra. La medicina también ha contado con figuras dignas de tomarse en cuenta por sus aportes a la solución de los problemas de salud de los ecuatorianos.

La medicina sin embargo es algo más que diagnosticar y tratar enfermedades, debe afrontar con eficiencia asuntos de la salud pública y proporcionar a la gente condiciones relacionadas con ambiente sano y servicios básicos indispensables. No todo queda aquí, la medicina requiere de cultores de la historia, profesionales dedicados a desentrañar los hechos, los eventos, las legislaciones propias de su evolución y de su cultura, aportan así elementos para apuntalar acciones en el presente sin cometer los errores del pasado y sin incurrir nuevamente en las mismas equivocaciones. Entre los médicos dedicados a recorrer los caminos de la historia de la medicina destaca con luz propia Eduardo Estrella Aguirre, nacido en Tabacundo el 25 de abril de 1941, graduado como Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad Central del Ecuador en 1969, obtuvo la especialidad en Psiquiatría en la Universidad de Pamplona, España. El título fue refrendado en la Universidad de Zaragoza en 1963. Eduardo, como todos los estudiosos que sobresalen en el ejercicio de su profesión no se conformó con los conocimientos adquiridos hasta ese momento,, buscó ampliar el horizonte de sus saberes y para lograrlo se inscribió en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Católica de Quito en el ciclo doctoral de historia, encontró así un lado de sus inclinaciones culturales que le permitirían incursionar con mucho éxito en la investigación de varios tópicos relacionados con ciencias como la botánica y la medicina.

Fue un hombre serio, severo a la hora de investigar para documentar de modo sistemático sus hallazgos para comunicarlos con solvencia en los foros interesados en los temas que abordaba con entusiasmo porque descubrí situaciones inexploradas por otros historiadores o estudiosos.

Un ejemplo de lo señalado es lo publicado, en un texto de gran formato y magnífica edición titulado “Flora Guayaquilensis” de Juan Tafalla. Los dos tomos vieron luz en Madrid en el año de 1979. En la misma línea y como producto de su dedicación a los científicos locales publicó con el sello de Abya-Yala el libro José Mejía: Primer Botánico Ecuatoriano, bien recibido en los círculos culturales y científicos.
Otras publicaciones del gran Eduardo Estrella fueron: Medicina Aborigen en 1977, un texto bien estructurado que da cuenta de la forma de enfrentar los desafíos de la salud en una época de ausencia de la medicina científica. La obra fue muy bien recibida y en el mismo año premiada por el Municipio de Quito con el galardón “Premio Tobar” Su producción editorial continuó con “Medicina y Estructura Socio Económica” obra orientada a recoger datos e informaciones para entender los rasgos fundamentales de la medicina ecuatoriana y sus vinculaciones con la cambiantes estructura socio económica.

Su producción bibliográfica no se limita a los expuesto, escribió otros 12 libros como único autor, colaboró en otros quince que se imprimieron y circularon tanto en el país como en el exterior. No faltaron desde luego decenas de trabajos de investigación que tuvieron cabida en renombradas revistas nacionales como extranjeras.Como docente fue muy admirado y querido pues tomó a su cargo la cátedra de humanidades médicas, centenares de estudiantes disfrutaron de su claro pensamiento, de sus magníficas enseñanzas sustentadas en su estructura espiritual sin fisuras, sólida por su formación ética irreductible y sus prácticas bioéticas todo lo cual le granjeó la amistad y respeto de sus compañeros docentes, de los miles de estudiantes y todos los empleados y trabajadores de la facultad. Esta realidad animó a Eduardo a postularse al decanato de la facultad, estructuró un grupo de acompañamiento y de campaña que presentó un programa de acción sensato, creíble, realizable desde un decanato conducido con honorabilidad y limpieza.
Otra parte de su legado es el Museo Nacional de Historia de la Medicina que lleva, con toda justicia, el nombre EDUARDO ESTRELLA. Fue trabajado con devoción, se cuidaron numerosos detalles, se instaló primero junto al antiguo hospital “San Juan de Dios” se trasladó luego a uno de los pabellones del edificio en el cual funcionó el hospital “Eugenio Espejo” alberga numerosos y valiosas piezas representativas de diferentes etapas de la historia médica ecuatoriana. Vale mencionar también que creó el CECUME (Centro de la Cultura Médica Ecuatoriana) que funciona hasta la actualidad.

Durante meses visitó aulas, dialogó con miles de alumnos, propuso sus ideas a centenares de profesores, empleados y trabajadores, todos, todos estos estamentos aceptaron de muy buen agrado su plataforma de propuestas, muchos se sumaron a la campaña y muy cerca del día en que debía reunirse la Junta de Facultad, cuando el triunfo estaba asegurado, tuvo un infarto agudo del miocardio, muy grave por cierto, fue atendido en el hospital “Carlos Andrade Marín” sin éxito y su deceso se produjo en la mañana de 26 de marzo de 1996 causando inmensa conmoción en toda la institución universitaria. La pena fue grande, la facultad, la universidad, el país habían perdido a un hombre probo, trabajador, estudioso, productivo. Un talento superior dejaba predios terrenales para fusionarse en el infinito con la gloria. Eduardo no ha muerto, vive, amauta como fue, en sus libros y en la memoria colectiva de un país que no olvida a personas de su textura moral y humana comprometida con la verdad y la justicia. El autor de esta nota recuerda que un día antes de que se reuniera la Junta de Facultad, mientras estaba en terapia intensiva le pidió que debían presentarse las candidaturas porque tenía la certeza de que “UN CORAZÓN TABACUNDEÑO JAMÁS SE DOBLEGARÁ”