Clementina y deuda moral

Shakespeare Abarca Córdova

La “Clementina” hacienda bananera de Los Ríos, propiedad de Don Álvaro Noboa, a quien popularmente llamamos “Alvarito”, poseía 11.500 hectáreas, con 12 empacadoras y anualmente exportaba 6 millones de cajas. Albergaba a unas 7000 personas, que contaban con un pequeño supermercado, servicio médico, escuela, canchas, En 2012 ante las amenazas de embargo, quienes allí laboraban se alzaron airados aludiendo su estabilidad laboral, estar asegurados y tener donde vivir dignamente; de nada sirvió, en el 2013 el SRI procedió a embargar, según se dijo por una deuda de algo más de 100 millones, debemos destacar que Alvarito antes del embargo, se acercó al SRI a cancelar 95 millones, casi la totalidad de la deuda, pero la rechazaron, el objetivo era arrebatarle La Clementina.

El nuevo administrador al recibir la hacienda bananera más grande del país, expresó que la entregaría igual o mejor de lo que estaba, no sabía lo que hablaba, sólo ratificó lo que todos sabemos: el Estado es el peor administrador que existe. A los trabajadores les dijeron que ellos serían los dueños de la hacienda y que volverían a estar asegurados, pero nada se cumplió, la hacienda dejó de operar, generó deudas y al poco tiempo fue utilizada como pista de narcotráfico, se halló un laboratorio de drogas y terminó en manos de una empresa rusa, con los trabajadores más endeudados que nunca, la hacienda en el abandono y sin producir ni una caja de banano.

Tal vez con Alvarito Ecuador se convertiría en una grande y próspera Clementina, tal vez habría más trabajo, Alvarito no sólo es agroexportador, habría menos delincuencia y más seguridad. Pero Alvarito lo intentó cinco veces, unas veces perdió con evidentes fraudes y otras porque no lo apoyamos y para vergüenza nuestra nos burlamos de él y lo tachamos de tonto. Los robolucionarios lo tildaron de evasor y hasta de narco. ¿Será un tonto quien ha podido mantener boyantes más de 230 empresas de variada índole? Seguro mil robolucionarios juntos, no pagan en impuestos ni la centésima parte de lo que él paga, y ya conocemos quiénes dejaban pasar droga por cientos de toneladas.