Cannabis ¿La nueva panacea de los productos?

Una planta que ha acompañado a los Humano por milenios


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El uso de la planta del cannabis se pierde en los albores de la historia, existen documentos tan antiguos como el tratado farmacéutico Pen tsao kang-mou, escrito en 2.697 antes de nuestra era que ya menciona a la planta como parte de sus preparados medicinales. El uso de las fibras del cáñamo para elaborar tejidos se remonta a 6.000 años. Se trata de una planta que le ha servido al ser humano desde hace mucho en diversas aplicaciones como la medicinal, industrial y ritual.

Existe una alta probabilidad de que la planta haya sido uno de los ingredientes de la mítica bebida sagrada hindú conocida como “Soma”. Aún hoy en día pueblos como el tibetano preparan brebajes sagrados que son ingeridos en rituales y fiestas religiosas. El pueblo hindú ha empleado de forma medicinal a la especie desde hace unos 3.000 años, adjudicándole propiedades, analgésica, anti convulsionante, hipnótica, anestésica, antibiótica, antiparasitaria, antiespasmódica, digestiva y antiasmática. El conocimiento chino e hindú en el manejo del cannabis pasó al mundo árabe, el gran sabio Avicena en su “Compendio de Medicina” escrito en el año 1.000 de nuestra era, lo propone como diurético, digestivo, analgésico y como purificador cerebral. La planta fue introducida por los árabes en África en donde es usada por sus cualidades para favorecer el parto, combatir la malaria, antiasmático y para contrarrestar la diarrea. En América la especie se introdujo con posterioridad alentado por la industrialización del cáñamo para fibras y tejidos.

En el siglo 19 en occidente la planta empezó a ser empleada en preparados farmacéuticos diversos, convirtiéndose en un ingrediente de las prácticas homeopáticas que perdura hasta nuestros días. En la farmacia convencional muchas empresas farmacéuticas como Merck (Alemania), Burroughs-Wellcome (Inglaterra), Bristol-Myers Squibb, Parke-Davis y Eli Lilly (Estados Unidos), elaboraron extractos y tinturas estandarizados que fueron empleados en las más disímiles patologías que van desde aquellas sedantes tranquilizantes, afecciones respiratorias como la bronquitis y el asma, analgésicas y digestivas.

Se puede decir que una fecha crucial para el cannabis, que por ese entonces ya se conocía como marihuana, nombre de origen chicano (de los migrantes mexicanos en USA), ocurrió el 12 de agosto de 1937, Harry J. Anslinger director del Buró Federal de Narcóticos, presentó ante el Congreso estadounidense, el Acta de Impuestos a la Marihuana, aprobada sin un debate público, e inmediatamente se clasificó a la marihuana como una droga categoría i (junto con la cocaína y la heroína). En los años previos bajo las directrices de Anslinger se emprendió una campaña generalizada de desprestigio apoyado por la prensa amarillista de William Randolph Hearst. La campaña consistió en atribuir al cannabis consecuencias en la salud mental de las personas, imputándole el aparecimiento de los más diversos problemas mentales y de comportamiento. Ni siquiera la Asociación Médica Americana y sus múltiples reportes respecto a los beneficios médicos pudieron salvar a la especie, que desde entonces y propagándose por el mundo entero, pasó de ser una planta beneficiosa a una proscrita por la mayoría de las legislaciones en el Mundo

Una planta con una química y actividad biológica compleja.

La planta del cannabis es un verdadero crisol de sustancias químicas activas, se han detectado cerca de 400, los grupos químicos más destacables son los cannabinoides, aceites esenciales, polifenoles y ácidos grasos. Los primeros son indudablemente los más conocidos y a los que se les atribuyen mayoritariamente tanto sus efectos medicinales como los psicoactivos, sin embargo, el resto de metabolitos también tienen una aplicabilidad industrial, medicinal y cosmética muy significativos.

Los cannabinoides son un verdadero misterio biosintético debido a los siguientes factores:
• Pueden ser sintetizados por una gran parte de los animales y plantas bajo ciertas condiciones, muchos mamíferos entre ellos nosotros, contamos con receptores específicos (CB1 y CB2) que se activan en contacto con las sustancias, manifestando efectos sobre diversos órganos y sistemas de nuestro organismo como se puede apreciar en la tabla a continuación, sin embargo, sólo el cannabis puede sintetizarlos de forma constante y en altas concentraciones.

• Su biosíntesis es un ejemplo interesante de la unión de dos rutas metabólicas diferentes, combinando la vía de ácido mevalónico relacionada con la producción del grupo químico conocida como terpenos, y la ruta del ácido shikimico a quien se relaciona con la biosíntesis de los compuestos de naturaleza fenólica y polifenólica.
• Se conocen alrededor de 100 cannabionoides diferentes, aislados y caracterizados, de ellos los más estudiados por sus diversos efectos medicinales y estupefacientes son el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD), muchos otras moléculas de esta familia como: CBG Cannabigerol, CBC Cannabichromene o el CBL Cannabiciclol, manifiestan propiedades medicinales, pero su poca concentración en los tejidos vegetales ha hecho que la investigación científica se centre mayoritariamente en el CBD y el THC.

¿Una Planta Peligrosa?
Posiblemente lo que ha hecho que el cannabis en el contexto de su uso recreacional, abra un debate polémico entre defensores y detractores son sus efectos psicoactivos. Paracelso en el siglo 15 mencionaba lo siguiente, “Todas las cosas tienen veneno, y no hay nada que no lo tenga.

Si una cosa es veneno o no, depende solo de la dosis”, en ese sentido la diferencia entre un veneno, medicina y narcótico depende solo la dosis. El otro aspecto relevante estaría relacionado con los tiempos de consumo, por ejemplo, si una persona fuma marihuana como parte de una terapia de unos meses para ralentizar los efectos de la quimioterapia, sin lugar a dudas los perjuicios para su salud serán mínimos, a diferencia de un individuo que consume varios cigarros al día durante gran parte de su vida.

En aquellos fumadores habituales los problemas más comunes son, pérdida de memoria a corto plazo, problemas mentales entre los que se destacan la ansiedad y la paranoia, y al igual que un consumidor de tabaco, afecciones pulmonares derivadas de combustión de la materia orgánica con la consecuente emisión de sustancias cancerígenas y partículas de carbono. La moralidad también juega un papel importante, los auspiciantes del consumo destacan lo leve de los efectos y pocas afecciones de salud derivadas, en donde por ejemplo sustancias permitidas como el alcohol resultan ser más perjudiciales desde el punto social y sanitario. Aquellos que satanizan a la marihuana, siempre la han puesto como referente para animar al consumo de drogas más intensas como la cocaína, heroína y metanfetaminas. La marihuana siempre estará en el ojo de la tormenta en la eterna lucha entre las corrientes sociales conservadoras y las progresistas.

Una especie a la que hemos cambiado en poco tiempo

La Botánica indica que existen 3 variedades de Cannabis. La Cannabis sativa cuyos nombres comunes más usados son cáñamo o marihuana, es una planta originaria de las estribaciones de los Himalaya, es aquella variedad que contiene altas concentraciones de THC. Cannabis indica, cuya característica es la de tener concentraciones elevadas de CBD y menores de THC, originaria del Asia Central de países como Pakistán y Afganistán. Finalmente, la especie menos conocida que es la Cannabis ruderalis, rica en CBD, originaria de Siberia, que a diferencia de las otras dos es una planta mucho más pequeña y con ciclos de floración muy cortos de tan solo 3 meses.

En los últimos 40 años, como consecuencia de la prohibición para cultivar o consumir cannabis, muchos jóvenes botánicos, agrónomos y biotecnólogos se han dado a la tarea de crear la más variada calidad y cantidad de híbridos de la especie. Para hacernos una idea, debemos considerar que hasta los años 80s la mayor cantidad de marihuana para consumo recreativo que llegaba a USA provenía de México, el producto tenía concentraciones bajas de cannabinoides que no superaban el 3%.

La manipulación e investigación de los últimos años han logrado crear verdaderos híbridos fenómenos, que en algunos casos pueden llegar al 20% en concentración de cannabinoides. Hibridando a las tres especies también ha sido posible que la planta reduzca ostensiblemente su tamaño que podía alcanzar varios metros, lo que ha expandido su cultivo en interiores. Para finalizar al cruzar a las otras especies con la Cannabis ruderalis, se posibilitó acortar los ciclos de floración hasta a 4 cosechas anuales. Las cruzas han hecho posible que se puedan tener dosificaciones de THC y CBD bastante precisas, dando paso a la diferenciación entre cannabis recreativo con alto contenido de THC y al cannabis medicinal con alto contenido de CBD.

¿Su futuro es medicinal?
¿Ecuador está haciendo bien las cosas?

En las últimas dos décadas se ha visto toda una tendencia mundial general para legalizar a la planta del cannabis, el objetivo sería el de aprovechar sus beneficios medicinales y también el de crear una industria partiendo de los bioproductos que la planta ofrece. En el Ecuador esta aprobación se dio mediante decreto ejecutivo de la Asamblea Nacional, el 17 de septiembre del 2019 para uso de derivados del cannabis para fines medicinales y terapéuticos, permitiendo así la producción, comercialización, distribución, uso y consumo del cannabis con un contenido inferior al 1 % de tetrahidrocannabinol (THC), que tiene propiedades medicinales y no recreativas.

El reglamento correspondiente fue emitido luego de un año con fecha 19 de octubre del 2020, en el mismo están recogidas todas las normativas para el cultivo, cosecha, transformación y comercialización de derivados de especies de cannabis no psicoactivas. Contradictoriamente a lo que sería una intencionalidad de crear una industria farmacéutica productora de suplementos o medicamentos de alto valor agregado, la normativa parece estar centrada en aprovechar mayoritariamente la producción agrícola a gran escala, dado que las licencias se otorgan con una extensión mínima de cultivo de 3 hectáreas. Durante los primeros meses del 2020 fui invitado a participar en las mesas temáticas de construcción del reglamento y tuve la oportunidad de increpar la propuesta, la respuesta de los entonces funcionarios de gobierno fue por un lado que se debía aprovechar la tierra y el sol que se tiene en Ecuador, y por otro que ya se habían tenido un acercamiento con farmacéuticas europeas interesadas en comprar inflorescencias de cannabis provenientes del Ecuador.

Lamentablemente seguimos en la dinámica de convertirnos en agroexportadores, repitiendo experiencias como las del banano o la flores, pensando de forma directa en propietarios de grandes extensiones de tierra, antes que en un beneficio mayor que se puede obtener con la elaboración de extractos, subproductos y productos terminados. Solo por hacer una analogía, una producción en invernadero con condiciones de control tecnificadas, no solo garantizan producciones de hasta 4 veces mayor a las que obtendrían de una siembra a campo abierto, sino que también pueden garantizar un mayor grado de reproducibilidad en la concentración de cannabinoides y otros activos biológicos. Los costos de inversión de una industria farmacéutica cannabica son medianamente elevados pero recuperables a corto plazo. Colombianos y uruguayos han entendido muy bien lo que es realmente importante y emprenden de manera inteligente en plantas fitofarmacéuticas, sin necesidad de sembrar extensivamente pensando solo en el comercio directo de materia prima, algo que deberíamos definitivamente imitar.

¿Qué más nos ofrece está especie?

La parte vegetativa de mayor interés sobre todo por la elevada concentración de CBD son las inflorescencias, que es donde los cannabinoides se acumulan en altas cantidades, sin embargo, la especie también es rica en otros productos naturales. Los aceites esenciales son abundantes en las inflorescencias y se comercializan a muy buen precio, la técnica de extracción es sencilla, y posee terpenos como el cariofileno y el mirceno con notables propiedades analgésicas y antiinflamatorias. En tallos y hojas, que constituyen la mayor parte de biomasa de las planta, se han detectado altas concentraciones de flavonoides, que actualmente son metabolitos muy apetecidos para la industria de los productos naturales tanto farmacéuticos como cosméticos y cuya extracción es relativamente sencilla, generalmente esta parte de la planta es la empleada como material celulósico y usado en la confección de fibras y aglomerados en el mejor de los casos, muchas veces simplemente se desecha como biomasa en descomposición. Finalmente tenemos a los ácidos grasos que pueden ser extraídos de sus semillas con maquinaria mecánica muy sencilla, estudios demuestran que se encuentran muchos lípidos poliinsaturados denominados como ácidos grasos omega, cuyos efectos beneficiosos en la salud cardiovascular y de la piel son más que conocidos.

Debemos entender que la tendencia mundial para aprovechar el cannabis y todos los activos químicos que posee, tiene como soporte algo que ya era conocido antes de su condena como droga ilícita, definitivamente es una especie altamente bondadosa por sus propiedades y posibles usos.

La literatura científica es abundante, con más de dos millones de documentos relacionados a las siglas CBD o THC, y cada día evidenciamos un incremento de información. Se esperaría que el Ecuador aproveche de esta coyuntura y pueda ser protagonista de una industria que al parecer será en las próximas décadas una de las protagonistas en el campo de la fitoterapia y de los productos naturales.

Dr. Paco Noriega Rivera