Vida online

Jonathan Valdivieso

La era digital se encuentra en su mayor auge debido a las secuelas del COVID 19 que obligan a suspender las actividades regulares de la humanidad. El común denominador de conectarse a través de las plataformas cibernéticas marca un antes y un después del desarrollo social. Desarrollo que tiene desfases en dependencia de las oportunidades que no tiene la gran mayoría en el Ecuador, partiendo desde el acceso al internet en cada hogar.

La educación virtual ha pausado el crecimiento exponencial de los más pequeños en casa, según datos de la UNICEF solo 1 de cada 8 niños cuentan con equipos de uso personal, impactando a su aprendizaje en línea. Se destaca la importancia que surge por adquirir conocimientos que permitan estar a la vanguardia de un mundo globalizado que exige nuevas competencias y mayores habilidades, no solo académicas sino de formación personal y bienestar emocional.

Ahora bien, ¿Qué tan importante resulta adaptarse a esta nueva modalidad de vida?, ¿afecta solo a los menores de edad?, ¿trasciende en nuestra cotidianidad?, ¿se trabaja desde el régimen gubernamental para cubrir brechas de desigualdad?
De forma exigente e imprescindible urge la adaptación a este nuevo estilo de vida, sin perder de vista lo verdaderamente importante en el desarrollo personal, profesional, académico o social de cada persona, los intereses particulares necesitan ajustarse al entorno general de la sociedad.

Cuando es latente una crisis económica, resulta ser que la innovación y el aprovechamiento de los elementos disponibles, sean la mejor excusa para optimizar el tiempo y espacio generando nuevas oportunidades. Es así que haciendo honor al alto porcentaje de emprendimiento que caracteriza al Ecuador, cerca de 3.6 millones de ecuatorianos optaron por generar dinamismo privado en la economía.

Es entonces que, la relación estrecha entre la nueva modalidad de vida online y las necesidades de cada hogar deben estar congruentes con las decisiones de cada familia. Es tiempo de medir los impactos de cada decisión, meditando anticipadamente cualquier accionar. No existe posibilidad alguna de no enfrentarse y prepararse para los nuevos cambios que exige la competitividad global. Siendo oportuno exigirse y explotar las capacidades y habilidades en el ámbito en el cual nos desenvolvemos. Es un llamado a ser competitivos.

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