¿Universidad pública para quién?

La Proforma Presupuestaria 2022 contempla un importante recorte de recursos para las universidades públicas. Una vez más —tal y como sucedió el año pasado durante la pandemia o hace unos meses con el presupuesto anterior— la reducción desata protestas. Todo el país atraviesa una profunda crisis que exige sacrificios de parte de todos; sin embargo, suele repetirse que la educación es la única garantía de desarrollo y que, por tanto, la inversión en esta jamás debe tocarse, ni siquiera en crisis. Nadie duda de la importancia de la educación, pero, ¿están las universidades públicas cumpliendo efectivamente su rol de devolver al país esa inversión que reciben del Estado?

Anualmente, las universidades públicas le cuestan al país más de mil millones de dólares —en algunos períodos hasta 1.600 millones—. Sin embargo, en las últimas cifras, menos del 7% de los ecuatorianos contaban con un título de educación superior y hoy la inmensa mayoría de ese presupuesto (72%) se destina a nómina y una importante parte —más del 10%— no se ejecuta. A ello habría que sumarle cuántos de esos graduados caen en el desempleo, migran a otros países y se preparan en carreras con escaso o nulo mercado laboral.

¿Estamos ante una universidad pública construida en función de los alumnos y las necesidades del país? o, ¿ante una que prioriza el beneficio de profesores y funcionarios, muchos de los cuales incluso educan a sus hijos en instituciones privadas?

Más allá de pelear por los recortes presupuestarios que inevitablemente llegarán, la educación superior pública le debe al país una estricta rendición de cuentas y, más importante aún, un profundo proceso de innovación y planificación para el futuro. Hasta entonces, la brecha seguirá creciendo.

FRASES DEL DÍA

«Disciplina es elegir entre lo que quieres y lo que más quieres.”

Abraham Lincoln (1809-1865), expresidente de Estados Unidos

«La razón no tiene capacidad para convencernos de que seamos decentes.”

Victoria Camps (1941), filósofa española