Ayer, en lo que quedará registrado como uno de los capítulos más oscuros de la histórica crisis de seguridad que vive el país, el crimen organizado intentó usar a un medio de comunicación para amplificar su mensaje de terror. Los trabajadores de la estatal TC Televisión estuvieron a merced de los cañones del hampa, que buscaba chantajear por medio del horror y el miedo a las autoridades. Un canal que ya ha sufrido demasiado, que incluso en otro momento fue ilegítimamente incautado por el Estado, no merecía pasar por eso bajo ninguna circunstancia; hoy, la solidaridad de todo el país hacia dicha institución y su gente resulta más necesaria que nunca.
El episodio inauguró una jornada de terror y anarquía, con hechos violentos en todo el territorio nacional, que llevó al presidente Daniel Noboa a decretar una situación de “conflicto armado interno”. Al igual que en noviembre de 2022, el detonante fue la resistencia de bandas criminales al traslado de sus capos y a perder el control de las cárceles. Hoy, el país está unido y las fuerzas políticas sumaron su voz por el orden y la paz. Los ecuatorianos no nos vamos a dejar arrebatar nuestro país. Tanto la Corte Nacional —con su fallo a favor del policía Santiago Olmedo— como el Legislativo han sabido unirse oportunamente a una marea social que exige apoyo a las fuerzas del orden y al trabajo de Fiscalía. La ciudadanía aguarda señales igualmente contundentes de parte del presidente Noboa. Enfrentado a un desafío sin par, el mandatario debe estar a la altura o, si no, dar un paso al costado.
Ecuador demanda orden y paz; a cualquier costo y sin contemplaciones.