Mucho que aprender de Kushki

El crecimiento de Kushki, demuestra a los ecuatorianos las pocas excusas que quedan para seguir en el subdesarrollo. El éxito de este nuevo ‘unicornio’ —una empresa digital valorada en más de mil millones de dólares— se basa en generar riqueza no a partir de recursos naturales, dádivas gubernamentales ni materias primas, sino del talento humano —el recurso más desaprovechado en nuestro país—.

Los montos que capta esta ‘fintech’ rivalizan con los de los grandes proyectos nacionales en infraestructura y energía, lo que refleja la confianza que despierta entre los inversionistas internacionales. En lugar de centrarse en la diminuta economía nacional, apuntaron al exterior; su trabajo se centra en los países de la región, una estrategia inusual en una zona del globo donde poco se comercia entre vecinos y se suele tener la atención puesta solo en los grandes mercados.

Los mentalizadores y protagonistas de Kushki son ecuatorianos, formados en la educación privada e impulsados por las redes empresariales nacionales. Son la mejor evidencia de que basta un entorno correcto para que el natural deseo de destacarse, innovar y prosperar que tienen los jóvenes ecuatorianos rinda abundantes frutos.

¿Qué esperan el sistema educativo público y el entorno legal del país para pavimentar el camino para otros Kushki? Nunca la adquisición de conocimiento y el acceso a los mercados internacionales ha sido tan fácil -y barata- como ahora. Los jóvenes ecuatorianos deberían formarse para aprovechar estas oportunidades y demostrar su capacidad a nivel global, no para rumiar el pasado, mendigar dádivas y mirar a su alrededor siempre con desconfianza y amargura.