En la intervención en la que anunció el estado de excepción, el presidente Guillermo Lasso hizo promesas —como al mencionar indultos— que anuncian violencia inminente. Durante su ceremonia de investidura, el flamante ministro de Defensa, Luis Hernández, aludió al combate y al sacrificio. Se anunció el combate.
El narcotráfico es una industria violenta y perversa. Siembra desesperanza y muerte en propios y extraños; se prolifera entre la pobreza y la falta de oportunidades, y germina entre la corrupción de las autoridades y el empresariado. El consumo al alza incentiva aún más el comercio de estupefacientes, creando una sociedad cómplice si no del abuso de sustancias, de los réditos que dejan sus dólares: todo brilla y nadie pregunta por qué o de dónde.
Amplios sectores de la sociedad tienen un romance con el dinero fácil, los autos de lujo y la compraventa de tantos bienes como mujeres; se lo vive en redes sociales, clubes sociales y deportivos, la educación privada, las constructoras y promotoras de bienes raíces, negocios ocultos en estaciones de servicio, pistas de aterrizaje en haciendas del litoral.
La política anunciada por el Gobierno es la correcta, pues mirar para el otro lado solo aplazará lo inevitable.
Imponer la ley es parte de la lucha, pero no la única. El problema no se resolverá únicamente con operativos callejeros y fronterizos. Hay gigantescos intereses comerciales y financieros con tentáculos en la política. ¿Tendrá el régimen la entereza de actuar también contra ellos?
FRASES DEL DÍA
«El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia.”
Doris Lessing (1919-2013), escritora británica
«Existe libertad de expresión, pero no garantizo libertad luego de expresarse.”
Idi Amín (1925-2003), exdictador de Uganda