Ma. Daniela Piedra Carrión
En medio de elecciones presidenciales en el Ecuador, campañas electorales en las calles y redes sociales, notas y eventos que marcaron la historia de este país, quedó como resultado una sociedad altamente desgastada, dividida, con miedos y dudas, pero conscientes que, gane quien gane, al siguiente día, la vida continuaría.
Para pensarnos como un país en desarrollo es valioso cultivar la cohesión social, pero ¿cómo puede operar este hecho social, cuando el clima político e ideológico en el Ecuador sólo ha construido dinámicas de polarización, división y cultura de odio entre nosotros? ¿quiénes son responsables de esto? ¿hasta dónde va a seguir escalando los discursos de odio y violentos? ¡Hasta cuándo!.
Es momento de cuestionarnos los liderazgos, las posiciones políticas obsoletas encerradas en la derecha y la izquierda, el concepto de poder y demás posturas sociopolíticas nocivas que socavan la real participación, democracia y cohesión social.
Las nuevas corrientes ideológicas-políticas ya no se encasillan en los dos viejos cuadrados: derecha e izquierda. Resulta que existen muchas posibilidades de pensarnos e identificarnos, dando lugar a un mundo de posibilidades por conocer, aprender y que nos permite mirar más allá de nuestro metro cuadrado. Entender y hacer este ejercicio no es fácil, pero estar dispuesto a interactuar con ello y plantear acciones concretas, es un gran paso hacia la reconstrucción del tejido social ecuatoriano.
Los nuevos liderazgos tienen la obligación de plantear soluciones a la polarización, a las divisiones, intolerancias con el otro y de construir patrones/comportamientos culturales de odio; es ahí donde empezaremos a contar con un entorno saludable para debatir, conversar y converger entre ideas diferentes.