Procacidad

Jaime López

En alguna página de la Historia que la Asamblea  Nacional no se cansa de escribir,  habrá que resaltar  un espacio enmarcado  y subrayado con tinta negra , pero escrito no por los supuestos vencedores, si no por los indignados espectadores que,  a través de diversos  escenarios ,  asistimos a la sesión donde se resolvió la censura al General Carrillo el 23 de febrero pasado. Realmente lo que todo el País piensa de la Asamblea, se ha reflejado en las encuestas que muchas empresas especializadas  han publicado del pensamiento del ecuatoriano que siente en su interior el desmoronamiento de una estructura vital y que al carecer de otros medios para gritar su protesta, se refugia en calificativos que la gran mayoría de los asambleístas, hombres y mujeres merecen y que como pasa en muchos organismos administrativos, si  hay una minoría que se desliga de los propósitos de los jerarcas que utilizan a los otros para crear el caos y que retorne el populismo criminal. Escuchar a las Asambleístas que tenían la voz cantante , entonar los escritos   realizados por sus asesores ha sido realmente  insoportable,  de la noche a la mañana  les obligaron a que  descubran que el General Carrillo fue culpable del asesinato de la Sra. Bernal, que condimenten sus acusaciones de haber incendiado parte del Centro Cívico de Quito y la Contraloría, el  funesto octubre 19 y que se inventen otras patrañas gritando,  desaforadas  seguramente para vigorizar su imagen, que de manera normal no necesitaban hacerlo, pero que tampoco les ayudó a leer como podían hacerlo, o como creemos ingenuamente que debían  hacerlo , porque su estatura intelectual  no les alcanza para más. El General Patricio Carrillo en su respuesta le dijo a ese auditorio lo que no iban a entender, con su  elevada capacidad intelectual hizo lo que debía, responder a  la mayoría aborregada, que no estaban provistos de un elemental criterio  legal, sabiendo seguramente que estaba arando en un mar de ignorantes y que debía salir, como lo hizo,  diciéndole al ecuatoriano que debemos  mantener la calma, que  en nuestro Ecuador si hay personajes como  él,  a los que debemos decirles en  alta voz , que es preciso actuar en nuestro entorno, que seamos  como los PATRICIOS, de aquel imperio romano, y que junto a nuestro apellido y ancestros, luchemos juntos para que lo que ahora llamamos Asamblea, no siga acumulando calificativos denigrantes,  en perjuicio de esa minoría que aún vive.