Los nuevos amigos del Gobierno

Giuseppe Cabrera

Pocos días antes de la posesión de Guillermo Lasso como Presidente, entre reuniones privadas en hoteles y las casas de los políticos más influyentes del país se cocinaba la alianza que podrían al PSC al frente de la Asamblea Nacional, este partido habló muy abiertamente de su intención de ir tras la Presidencia del órgano legislativo, sin importar la fórmula que lo hiciera y, ante la negativa de Pachakutik de ceder el espacio que hoy ocupa Guadalupe Llori, el PSC vio en el correísmo el aliado que necesitaba para posesionar a sus autoridades, ante el silencio de CREO y Lasso que parecía reafirmar que la alianza así se daría.

A la final, todo sabemos lo que pasó, CREO en su bancada duplicada con los independientes logró un acuerdo con PK y la ID y, el PSC, junto con el correísmo parecían aislados, por lo que para el Gobierno era quedarse con el país y no con los pactos políticos.

Evidentemente, el romance con ID y PK tuvo pocas salvaguardas y sus otrora aliados lo abandonarían temprano, mientras la tónica del discurso aumentaba y, el fantasma de la muerte cruzada rondaba los pasillos del antiguo Congreso Nacional.

Pero, la fortuna le trajo un aliado poco esperado al Gobierno, el correísmo, sí el mismo que dice Lasso integra el triunvirato de la conspiración, el mismo por el cual durante casi una década han orillado a la gente a escoger entre las indeterminadas etiquetadas correísta o anticorreísta.

Este viernes los votos de abstención de UNES fueron determinantes para que el proyecto de ley económica urgente que presentó el ejecutivo entré por el ministerio de la ley.

La verdad, para muchos era evidente que esta Asamblea está bastante perdida y solo se ponen de acuerdo para destituir autoridades por juicio político, mientras que para todo lo demás no cuentan con las habilitantes para lograr los votos, así que era de esperar que entre por la funesta vía del decreto-ley. Lo que es llamativo es que el correísmo haya puesto los votos para que esto pase.

A la final no fue el nulo ideológico el que permitió la llegada de un gobierno neoliberal, sino el supuesto “progresismo” el que ha dado los votos para la implementación del programa de la derecha.