Lindon Sanmartín Rodríguez
En 1995, Ecuador dio un ejemplo al mundo de Unidad Nacional “Ni un paso atrás”. Hoy, esa convocatoria cívica nuevamente se activa, pero en esta ocasión para combatir y extirpar a un enemigo que está en nuestra propia casa y que genera miedo a los 18 millones de ecuatorianos, ese enemigo es la delincuencia organizada, la narco-política, la corrupción e inseguridad en varias provincias del país.
Han pasado varios días de las explosiones y muertes en Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas y hemos sido testigos de un silencio sepulcral de los expresidentes y Vicepresidentes de la República, que deberían haber seguido el mismo ejemplo que lo dieron en 1995, el estar junto al actual Presidente Guillermo Lasso y determinar la estrategia para combatir este flagelo que destruye la tranquilidad de las familias ecuatorianas.
Este mismo silencio sepulcral lo percibimos de los Presidentes de la Asamblea Legislativa y de la Corte Nacional de Justicia, que ya debieron haber dado su ilustrado criterio, del mamotreto de constitución que tenemos y de las leyes que se aprobaron al calor ideológico y que ha destruido la tranquilidad y moral de un país, para beneficiar a grupos personales e ideológicos.
¿Cuál ha sido la actividad legislativa de la Asamblea en materia de seguridad?, sin equivocarme y de seguro es el criterio mayoritario de ecuatorianos que al unísono responderán NULA, así mismo no hay argumento parlamentario, lo único que hemos sido testigos de la “verborrea callejera” de ciertos por no decir la mayoría de asambleístas. Los únicos asambleístas que devengan el sueldo son los pocos integrantes de la Comisión de Fiscalización del resto, ustedes saben la respuesta.
Del poder judicial, es urgente una reinstitucionalización de todo el personal, desde el conserje hasta la máxima autoridad y que lleguen a dichas funciones personas probas e idóneas. La Solemnidad de la Corte Suprema de Justicia es urgente retomarla, para evitar los exabruptos jurídicos en resoluciones y sentencias que se han emitido, por citar el famoso “Habeas Corpus”, figura jurídica que la denigraron, por el simple hecho de favorecer a la corrupción ideológica.