La ciudad construida y la nueva ciudad

Cecilia Chacón
Cecilia Chacón

Aproximadamente 60 mil personas se suman a la convivencia urbana o rural de la capital de Tungurahua cada 10 años. Este aumento poblacional ejerce presión sobre el territorio, que obviamente no aumenta de extensión. Vemos con prudencia el crecimiento humano de aquí para las próximas décadas y de acuerdo con la tendencia, serán muy parecidos, es decir, moderado en relación con el siglo anterior.

El crecimiento humano y habitacional, entonces, no es ya en la capital considerada como el centro de la provincia, sino hacia las conurbaciones como por ejemplo Pinllo, Izamba, Atahualpa, Augusto N. Martínez, donde ha desaparecido la idea de ruralidad y que se encuentran perfectamente integradas a la ciudad.

Esta misma relación de crecimiento y urbanización, no es para la ciudad que pierde lo poco que le queda de patrimonio arquitectónico, la gran mayoría de estas propiedades se encuentran precarizadas, sin intervención, en ruinas, a la venta, esperando algún temblor cualquiera para echarse abajo.

Como muchas ciudades intermedias de América Latina, Ambato crece ahora para arriba con prisa, Miraflores, Ficoa son los sectores con mayor presencia de condominios o de sociedades colectivas en un mismo espacio. Esto significa el deseo de mantenerse en la ciudad como apego a la misma y a sus comodidades.

Para evitar la gentrificación precarizada, el municipio desde hace años es uno de los actores que ha tomado la iniciativa de recuperar la ciudad construida para transformarla en museos o casas culturales. Unas pocas casas se verán rehabilitadas por Universidades; el resto del patrimonio queda a la fila de la destrucción paulatina.

La nueva ciudad no es más que la vuelta a la ciudad construida, a lo poco que queda de ella, para darle identidad y pertinencia. Más valdrá pensar que para ello, siguen vigentes las necesidades de agua de calidad, alcantarillado, luz, tecnología para aumentar el nivel de calidad de vida y evitar marginalización como sucede en las ciudades que se apegan a la modernidad sin orden.