Fiestas julianas

Iván Paredes

La importancia y valía de las festividades julianas tiene un significado histórico, político y social, a nivel nacional, que debe ser reconocido, aceptado y entendido por todos; más cuando, constituye un precedente para la unificación de la República del Ecuador que no debe ser destruido por unos cuantos confabulados que se creen dueños del destino del cantón, sin tener, sin siquiera, origen de este bello espacio territorial del Ecuador denominado Guayaquil.

Es así que, el día de ayer 25 de julio se celebró la fundación de Guayaquil al cumplir  sus 487 años, con júbilo, belleza y tradición.

Haciendo una revisión de este proceso, la historia nos indica que, tres veces fue realizada la Fundación de Guayaquil: el 25 de julio de 1534 por Sebastián de Benalcázar, luego en 1536, por Francisco Zaerá, y por último el 25 de julio de 1538 por Francisco de Orellana. El rey de España, de aquel entonces, la calificó como la ciudad de los Reyes, perteneciente a Lima – Perú, de la misma manera un grupo de ricos comerciantes al frente Olmedo buscaban su independencia, pero una intrépida maniobra de Simón Bolívar hizo que Antonio José de Sucre firme un tratado con los guayaquileños para que forme parte de la República de Colombia. Existían tres posiciones políticas: los colombianistas que querían sea anexada a la Gran Colombia, los peruanistas que querían ser anexados a la República de Perú, y los independientes que querían ser un Estado soberano e independiente. Con estos sucesos Olmedo se autoexilia en Perú, por cuanto, no era de su agrado que Guayaquil sea parte del Ecuador.

Hoy, los verdaderos guayaquileños descendientes del aguerrido pueblo Huancavilka y, orgullosamente ecuatorianos, han sobrepasado calamidades, gracias a su pundonor, trabajo y honestidad que les convierte en personas de valores firmes y leales pertenecientes a este querido país. ¡Loor a la Perla del Pacífico!