La mayor parte de las instituciones educativas en el país, se han dedicado a narrar una sola historia de la llegada de los africanos a Europa, América Latina y demás países del mundo; esto ha producido en los estudiantes un efecto negativo y desconocedor de resistencia, cultura e identidad de la diáspora africana.
El motivo por el cual hago mención de una de las grandes carencias que tiene el sistema educativo, es porque los entes rectores de la aplicación de la política pública en educación, directivos, docentes y familiares que lo conforman no han podido, o no han expresado su voluntad de reconocer que esta indiferencia e ignorancia histórica que lleva a que los niños, niñas, adolescentes y algunos adultos afrodescendientes quieran encajar en los estereotipos racistas y burlescos que han sido implementados por algunas personas de “tez blanca” que desconocen nuestra verdadera historia.
Es necesario y urgente generar un estado de concienciación sobre la realidad Afroecuatoriana, la cual desde una mirada aplicada a la etnoeducación no se encuentre relacionada con pobreza extrema, guerra, enfermedades y esclavitud; logrando con ello, robar nuestra dignidad cultural, la cual dificulta una igualdad humana al momento de solo enfatizar en nuestras diferencias étnicas en lugar de nuestras similitudes. Este problema informativo va de la mano con el poder de querer ser más grandes que el otro; porque dejan a un lado la historia de reconocimiento cultural, política, económica y profesional que han logrado y siguen obteniendo las mujeres y hombres Afroecuatorianos durante la historia.
Es procedente saber que cuando rechacemos la historia única, cuando nos demos cuenta de que nunca hay una sola historia, estaremos obligados a recuperarla para que guiemos a cada niño, niña, adolescentes y adulto a conocer la historia tan inigualable que rodea a esta hermosa etnia negra, hoy reconocida como Afrodescendiente.