Desde 1877 en que José Ingenieros escribió este libro humanista, y de gran actualidad; que describe la naturaleza humana en su esencia más pura; predice con claridad cómo las personas son capaces de cambiar con mucha facilidad sus convicciones, especialmente la media de los políticos, que en su juventud son exultantes revolucionarios, con deseos profundos de cambiar el mundo, capaces de dar su vida por los cambios políticos; y luego en la vida adulta, o cuando han cambiado sus condiciones de vida, dan un giro de 180 grados, pasando de la izquierda extrema a ser derechistas, o conservadores, que viven con extremas comodidades, con fortunas que no le pueden explicar a su sociedad inmediata, en virtud de pasar de haber nacido pobres, y convertirse en ricos sin que puedan justificar sus fortunas y lujosas quintas.
Es el caso de Daniel Ortega en Nicaragua, ex revolucionario que luchó en contra de la dictadura de Anastasio Somoza, para luego convertirse en un dictador sanguinario en contra de su pueblo, así por el estilo podemos mencionar lo que viene ocurriendo en la mayoría de los países de América del sur, desde Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, con excepción de Uruguay que tiene una democracia duradera y ejemplar con el insigne Pepe Mujica, quien es genio y figura, consecuente con su pensamiento revolucionario desde su nacimiento hasta su vida adulta retirado y pobre.
Que decir de aquellos revolucionarios criollos, parroquianos, que, a nombre de la izquierda, tomaron la bandera de Mao, y con su libro rojo en bolsillo, diariamente quemaban llantas en la calle Bolívar frente al Municipio, finos al vestir, ya no de proletarios, sino de burgueses, con carros presidenciales, y por supuesto siempre acompañados de lacayos palaciegos.
Así por el estilo, también les pasó a los de la revolución ciudadana, desde su jefe mayor Rafa, hasta los alfiles parroquianos, que del Partido Socialista pasaron a verdes flex, y por supuesto a convertirse en los nuevos ricos, aprovechando los votos del correato. Hasta cuando seguirán jodiendo al pueblo estos revolucionarios convertidos en casi monarcas.
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