El Alcalde de los baches

Carlos Arellano

Transitar por los distintos sectores de la urbe confirma que la actual Administración Municipal ha desamparado a la ciudad. Calles destruidas, basureros mal ubicados y rebosando de desechos que emiten olores nauseabundos, vías sin alumbrado público, inseguridad a cualquier hora del día, veredas destruidas, conductores que irrespetan toda señal de tránsito, parques convertidos en cantinas y urinarios, mobiliario público en precarias condiciones, comercio informal en zonas comerciales y residenciales sin control y más son parte de la problemática a la que nos enfrentamos los ambateños. Hechos que ratifican que Ambato no es la gran ciudad que el burgomaestre prometió construir.

No recuerdo que la ciudad haya transitado un momento de desidia absoluta, sin un horizonte claro, lleno de improvisaciones, sin liderazgo, con serios cuestionamientos a los procesos de contratación pública, sumado a los caprichos de un alcalde que ha decidido malgastar millones de dólares en obras que no son urgentes, mientras otros sectores urbanos y rurales claman por atención municipal.

Por ejemplo, el opulento proyecto Bicentenario es un despropósito arquitectónico que representa un absurdo gasto en épocas de austeridad fiscal. El Bicentenario consistió en ampliar las veredas del parque 12 de Noviembre y alrededores, montar unas cuantas estructuras metálicas y reemplazar los pisos. Esto no le devolverá la tranquilidad ni solucionará los problemas que afronta el sector.

A la larga lista de exabruptos se suma los conflictos entre la Alcaldía y la Gobernación de Tungurahua. Días atrás el alcalde retó al gobernador a delegar la competencia de seguridad para intentar frenar la ola de inseguridad que afronta el cantón. ¡Ni siquiera pueden arreglar un bache y pretenden asumir con total irresponsabilidad un trabajo complejo como es la seguridad! Sin embargo, la necedad del primer funcionario municipal de sentir que su palabra es la única verdad está provocando el estancamiento de la urbe.

El Alcalde no entendió que su movimiento político Solidariamente fue sepultado en las últimas elecciones como castigo a su precaria administración. Y, a pocos días de empezar un año con tintes electorales, ¿pretenderá Javier Altamirano buscar la reelección?