Supervivencia de la humanidad

Verónica Narváez

Verónica Narváez Terán 

En los últimos años, diversos estudios científicos han sentado el declive de los límites de la Tierra. Es así que, a la par se crean las bases para proyectos ambiciosos que buscan explorar otros planetas, especialmente Marte, con el objetivo de identificar y establecer condiciones adecuadas para la supervivencia de la humanidad. Esta perspectiva plantea una pregunta fundamental: ¿deberíamos asumir la destrucción inevitable de nuestro propio planeta y buscar refugio en otros lugares?

Una de las principales motivaciones para explorar y colonizar Marte es el escenario en el que la Tierra enfrenta una inevitable degradación y agotamiento de recursos. En este, buscar establecer una colonia en Marte para el año 2050 se ve como una estrategia para garantizar la supervivencia a largo plazo de nuestra especie.

Sin embargo, debemos reflexionar sobre esta perspectiva. ¿Es justo y ético asumir que la Tierra está condenada y que debemos abandonarla en lugar de trabajar por su conservación y sostenibilidad? ¿No sería más adecuado enfocar nuestros esfuerzos en resolver los problemas ambientales y construir un futuro sustentable aquí mismo?

De sobra imaginarse que la colonización de Marte no es una tarea fácil. La idea de colonizar Marte plantea una visión ambivalente del futuro de la humanidad, recursos, desigualdad y tantas más. Una ética que trasciende la atmósfera nos hace pensar que deberíamos tomar acción en la conservación y sostenibilidad de nuestro propio planeta. Hasta la sabiduría ancestral indígena nos invita a repensar nuestras prioridades y a reconocer que no podemos escapar de los problemas que hemos contribuido a crear. En lugar de buscar nuevos lugares para habitar, debemos asumir la responsabilidad de preservar y sanar la Tierra como un ser vivo con sus ciclos y con el cual compartimos una relación sagrada.

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