Sí importa el pasado

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Se debería abrir una escuela para resetear a los políticos, aquellos que deberían tener vergüenza en la cara y respetar su pasado, no es honesto que habiendo manchado su hoja de vida se atrevan a pedir al ciudadano el voto para llegar a cualquier dignidad sobre un pasado de indignidad. Tratar de engañar a todo un pueblo que ingenuamente cree en las mentiras demagógicas y cínicas, creyendo en el o la postulante; causa vergüenza ajena quienes se postulan para una u otra dignidad sustentando sus propuestas en un pilo de actos cuestionados por la ley y señalado por la ciudadanía.

Cuesta creer que una candidata a la asamblea intente engañar una vez más al pueblo ecuatoriano, sin importarle que está vinculada en el lavado de activos del hijo del presidente de Colombia, transportando esta candidata ecuatoriana cincuenta millones; existen otros que tienen pacto con narcotraficantes, pero sin inmutarse se atreven querer llegar a ser asambleístas sin ningún escrúpulo; pues, antes, el que quería ocupar un cargo público de elección popular era un “señor” en toda la extensión de la palabra. Hoy cualquier consumidor de droga o estafador cree tener méritos de manos limpias y corazones ardientes para auparse en la asamblea sin recato alguno y sin ningún respeto al pueblo.

El pueblo, sin pensar, apoya a estos descarados y cínicos porque cree que van a solucionar los problemas del país, que jamás lo harán, porque no reconocen la escala de valores ni conocen la ética; para aquellos solo brilla el dinero mal habido, no les importa morir en deshonra, para estos el final es la muerte, desconociendo que es allí donde empieza la tragedia de todo vil pecador.

Enfrentar a la justicia divina es el más justo y terrible de los juicios, ya sin perdón del creador, sin gloria y sin historia, serán quemados como hojarasca permanentemente, dicen las sagradas escrituras; añadiríamos que serán olvidados y repudiados por el pueblo por haber sido objeto de los más viles engaños; qué horrible fin le espera a todo aquel que abusa del pobre. Hasta que cambien y respeten al pueblo, que Dios nos ampare.

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