Sembramos y cosechamos

Verónica Narváez

Llegué a la Iglesia a primera misa de la mañana este Domingo de Ramos, con toda una jornada de trabajo para entregar plantas medicinales bendecidas y sin dimensionar la cantidad de feligreses, salí de la Iglesia y vi en la vereda a un joven con dos pequeñas niñas a su lado, su mirada estaba en un vacío, por un segundo percibí tristeza y preocupación, pero mi urgencia por descargar las plantas del carro más rápido fue más grande, como instinto le pedí al joven que me ayude y las niñas también se sumaron a esta tarea, entre que llevábamos las plantitas veía a las niñas contentas ayudando, logramos el objetivo y les agradecimos con mis compañeros.

Como en tantas vivencias de mi vida, ahí estaba mi gran papá, desde otro escenario viendo la segunda parte de la historia que yo no puede ver, nos contó que el joven y las niñas después de ayudarnos fueron inmediatamente a comprar pan y pudieron desayunar.

Pensaba en las causalidades (causa- efecto) vs casualidades, como nos volvemos instrumentos de apoyo y esperanza por momentos en la vida de personas que ni siquiera conocemos ¿Cuántas acciones nuestras por pequeñas que sean tienen un efecto montaña sobre los demás? Y claro reafirmo que no son casualidades, somos seres que estamos para incidir sobre los demás y cuando esto se hace de forma más consciente, se vuelve parte de la razón de ser y es admirable. En control remoto muchos no vemos a quien más necesita, pero mi admiración y profunda consideración a quien dedica su vida a la labor social, soy testigo de todo el contingente humano y demás que involucra ayudar y amerita trabajo, corazón y convicción. A diario sembramos, a diario cosechamos.

[email protected]