Revancha por desquite

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

En pleno siglo 21 no hay de qué asombrarse, vemos en todas las esferas, de abajo y de arriba, tomar venganza por el mero hecho de ser señalados y acusados por delitos visibles y comprobados que la sociedad, a través de los órganos de control, exige que se castigue con justicia para mantener la moral y las buenas costumbres del país.

Hoy vemos a nuestras autoridades viviendo amenazadas, denunciadas y hasta asesinadas por actuar con verticalidad, que el Estado y la ciudadanía respalda. Los delincuentes de camisetillas, y también los de cuello blanco, desvergonzada y descaradamente actúan, ya por usurpar el poder y todos por buscar impunidad de sus reprochables delitos.

La Fiscal del Estado ecuatoriano, gracias a sus valores éticos y morales, ha decidido actuar con transparencia y moralidad por su compromiso con la patria y, por ello, algunos buscan dañar su honra, así vemos la última muerte del fiscal de Durán, la amenaza contra la Fiscal por perseguir la justicia tal como legalmente le corresponde.

Los ciudadanos respaldan y exigen la recuperación de los fondos públicos robados, pues, es dinero sagrado del pueblo que debieron ser dedicados a mejor salud y educación para los hijos de todos, son muchos los que han sido sindicados por la alta magistrada del Estado; unos sentenciados, otros encarcelados, otros prófugos; no obstante, la esposa de algún exfuncionario público preso por violador y sin ninguna vergüenza denuncia por desquite a dicha funcionaria en venganza por el delito de su esposo sentenciado y juzgado por el juez, no por ella.

Desde esta tribuna animamos a las mujeres negras, cholas, mulatas, mestizas, blancas; a que se sigan superando con un solo valor como brújula: La integridad moral y serán ustedes las que gobiernen este país, en democracia y con respeto a la Constitución y a la Ley. Eso el pueblo aplaude, y respalda el accionar legal. No olviden que hay que sostener la verdad y la razón; de aquello Dios mira complacido. 

Hasta que los obnubilados aprendamos a respetar lo ajeno, que Dios nos ampare.

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