Respeto y convivencia

Yveth Romero Padilla

“La convivencia, cuando voluntaria y consciente, es el arte de vivir y dejar vivir”., decía el filósofo Jorge Ángel Livraga.

Y aunque parece sencillo de entender, no es tan fácil ponerlo en práctica. Jorge Ángel Livraga hablaba de “voluntaria y consciente”, y hace hincapié en que es un arte de vivir y de dejar vivir. Convivir implica poner en acto muchas virtudes de nuestra Alma Humana, la voluntad entre ellas y una puesta en acción de esas virtudes para relacionarnos de la mejor manera con los demás, un arte porque es una forma de vida, una disciplina de vida.

Estamos hablando entonces de aprender a convivir con nosotros mismos, como punto de partida de ese conocimiento profundo del Alma Humana, de esta manera, podremos entender al otro. Ver al otro. Respetar al otro

Este respeto es fundamental para cualquier relación humana. Donde escasea o falta, las personas se encierran en sí mismas y solo crea miedos e incertidumbre, impiden la comunicación y el trabajo en conjunto. Mostrar respeto, aprecio hacia el semejante es indicio de un especial acto de voluntad, que es independiente de cualquier circunstancia material externa, y es, como dice Livraga de manera voluntaria y consciente. En síntesis: se trata de una virtud y, como tal, según afirma Aristóteles, puede ser adquirida y practicada, en principio, por cualquiera.

El respeto, abarca todo lo conocido o desconocido: respeto a lo sagrado; el respeto a las costumbres y creencias de las otras culturas; el respeto a los reinos mineral, vegetal y animal; el respeto a la propiedad ajena, en fin, el respeto es, necesariamente una virtud a desarrollar en cada uno, sólo de esta manera lograremos ver, considerar y como consecuencia respetar a los demás.

Nueva Acrópolis Santo Domingo