Siempre exigimos a los niños y adolescentes razonar y hacerlo con lógica, pero muy poco les demandamos a quienes gobiernan o toman decisiones de importancia que actúen de esa manera. Quien, o quienes dicen tener la razón en cualquier tipo de actividad, deberían ser sensatos y esto solo se consigue escuchando y comunicándose con la gente.
Aristóteles, mantenía que el inicio de la filosofía se sustenta en la capacidad que tiene el ser humano de asombrarse. Esto nos pasa a los ecuatorianos y latinoamericanos, que somos cada vez más “filósofos” por el asombro que causan ciertas decisiones políticas en contra de las mayorías, aunque existe un considerable grupo que lamentablemente ha perdido la capacidad de asombro y no reacciona como debería. Hemos dejado de ser participativos y pro activos y por esta causa, mucha gente deshonesta que existe en empresas electorales de izquierda, derecha o centro, actúan con total desparpajo amparados en una peligrosa impunidad.
Kant, sostenía que el conocimiento está dado por nuestra capacidad de discernir y de la forma como somos capaces de comprender de los insumos que nos han facilitado desde niños, o, la que asimilamos cuando somos adultos. Descifrar con argumentos sin perder la capacidad de asombrarnos, es lo adecuado, más aún, en una atmósfera donde cada quien razonará de acuerdo a su condición socio económica, raza, sexo, etnia, carácter y peligrosamente también, de acuerdo a intereses personales o políticos, no siempre ligados a la realidad social. En estas condiciones, el ser humano es vulnerable y manipulable y de eso también se aprovechan los vendedores de humo para mentir, traicionar y engañar.
No se aprende a razonar en soledad, es necesario inter actuar, instruirse, escuchar y respetar otras opiniones, entendiéndose que conversar no tiene una sola vía frente a una población obligada a oírlos, al tiempo que se les niega el derecho a opinar, menos aún a disentir.
¿Cuál la relación entre razón y verdad?, simplemente la búsqueda de un objetivo común.