Oro líquido

Diana Luzuriaga Vera

Los días internacionales/mundiales tienen una razón de ser poderosa e importante, se trata de brindar información a la población, sobre temas y situaciones de interés general, con el propósito de movilizar la voluntad política, la conciencia ciudadana y los recursos necesarios para enfrentar problemas globales.

En este espacio he procurado ser portavoz y fortalecer ese fin, para que en nuestros territorios podamos ser partícipes activos a través del conocimiento y tomar acciones que nos conduzcan a la mejora continua.

Es así, que hago referencia al Día Mundial del Agua, proclamado en 1992 por la ONU. Cada 22 de marzo, se recuerda con mayor énfasis lo fundamental que es este líquido en nuestras vidas. En esencia somos agua, el cuerpo humano tiene el 60% de agua, el cerebro el 70%, la sangre el 80% y los pulmones el 85%. Y la necesitamos para absolutamente todo. Sin embargo, no hay coherencia con la lógica “agua es igual a vida”. Demos una mirada a nuestra realidad local, un gran número de personas en distintos sectores, sobre todo los más pobres, no cuentan con agua potable. Por otro lado, no se valora la riqueza hídrica de esta provincia, 30 de 31 afluentes están contaminados, problemática que data de 30 años, y hasta la fecha no existe voluntad política para brindarle solución.

No estamos siendo conscientes de la crisis que enfrenta la humanidad respecto del abastecimiento de este recurso y el cuidado que le debemos. Se estima que al 2030, la demanda de agua puede superar en un 40% a la oferta a nivel mundial. Tomar medidas urgentes en relación a esta grave situación marcará la diferencia entre la prolongación de la vida o la inminente extinción.

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