No a la violencia a la mujer

Mesías Mestanza Solano

Mesías Mestanza Solano

Cada año, el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el fin de denunciar la violencia que han sufrido las mujeres y niñas en todo el mundo. Esta fecha ha servido para que grupos feministas protesten por los abusos, malos tratos y crímenes cometidos por hombres; a la vez, han invitado a muchas instituciones a unirse para encontrar acciones que permitan eliminar todo tipo de violencia en contra de las mujeres.

Esta violencia se define como todo sufrimiento físico,  psicológico, sexual y  acoso en contra de una mujer, y, por supuesto el femicidio como una de las formas más deshumanizadas de agresión, producto de la prepotencia, ignorancia e imbecilidad de la pareja.

La técnica aconseja a la mujer para que en el primer acto de violencia este sea denunciado a la autoridad; sólo que la dependencia de la mujer al presunto jefe de hogar muchas veces no permite hacerlo sancionar y obtener una orden de alejamiento. La economía y la falta de actividad laboral en la mujer son elementos que han influido para que la violencia sea permanente en la familia.

Hoy más que nunca la mujer ecuatoriana se ha preparado en el campo educativo, llegando a ocupar dignidades con poderes de decisión en el foro nacional, alcanzando reivindicaciones justas en las empresas públicas y privadas, con resultados positivos. Sin embargo, muy poco ha hecho el Estado para reconocer los derechos de la mujer y para sacarle de ese sistema discriminatorio que tanto mal hace al país; no se ha considerado su honradez, inteligencia y capacidad. A pesar de constatar los grandes resultados obtenidos gracias a la dedicación de la mujer en el ámbito laboral, son muy pocas las empresas ecuatorianas que las han contratado.

Existen formas de erradicación de la violencia contra la mujer; para lograr este objetivo se debe escuchar a otras víctimas; no consentir en lo que el agresor quiere; entender que no existe justificativo para la violencia; exigir al Estado respuestas positivas y oportunas a las denuncias.

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