Mujer, negra y pobre

Anita Caicedo

La mujer negra afroecuatoriana sufre de una triple segregación, atravesada por el género, la raza y la clase. Todo ello se trata de discriminaciones articuladas por ser negra, mujer y por ser pobre; y por un mismo factor: el racismo.

Históricamente desde la época de la esclavitud, a la mujer negra la han limitado a unas labores específicas, y sin un proceder dentro de lugares de toma de decisión, bajo el argumento o ideas de que nosotras tenemos poco conocimiento y “estamos hechas” “para cualquier oficio”.

Pero no son estas frases que solo se han quedado, como una historia o situaciones vivenciadas por nuestras abuelas o bisabuelas, cuando eran tratadas con la misma fuerza que los hombres negros en la época de la esclavitud; no. Por el contrario, son ideas y señalamientos que aún segregan a la mujer negra como una mujer fuerte, pero, aún en la actualidad se vive ese tipo de acciones en donde a la mujer negra, la estructura social la ha relegado ante cualquier tipo de empleo, negándose una profesión titulada.

Lo anterior, aún tiene repercusiones en la sociedad moderna, y se ve reflejado en las posturas y pensamiento que los hombres actualmente tienen de las mujeres negras, que giran en torno a actos instintivos y que aún predomina el talante, de refutar cada postura en la que la mujer negra transmita, poder, fuerza, inteligencia y seguridad. Esto, demuestra que aún, por el simple hecho de que una mujer posea características que la sociedad le ha asignado netamente a los hombres, no es digna de llamarse mujer.

Siempre se ha creído a la mujer negra como un referente de poder y fuerza, pero con limitaciones laborales en el campo profesional. Esta, y muchas formas más, segregan a la mujer negra, segregan su cultura, limitan sus capacidades y las siegan de las oportunidades ascendientes; y hace de la estructura social, una racista, que invalida a la mujer negra y la vuelve víctima potencial en el campo laboral; por su sexo, raza y clase.

La lucha por la construcción social de los ideales conductuales femeninos y por la triple vulneración que sufren las mujeres negras para llegar a ser profesionales, y no ser estereotipadas por su color de piel, es la verdadera lucha de una MUJER NEGRA.

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