Liderar con valentía

Rogelio Morales Cattani

Ejercer un liderazgo valiente, supone que se prefiera al país, sobre los intereses personales o partidistas. “La cura para los males de la democracia, es más democracia”, erradicando el odio entre compatriotas, impidiendo que los políticos realicen promesas que no podrán cumplir.

La Constitución como voluntad popular, es el principal pilar donde se sustenta la democracia que, si no está acorde con los momentos que vive una sociedad, el pueblo está en la capacidad y obligación de rectificarla en beneficio de todos y no solo en favor de los grupos de poder. Nos quejamos de una Constitución con muchas fallas que no permite gobernar, pero “se sigue pateando el balón para adelante”, sin consultar al pueblo sobre temas de verdadero interés: seguridad, tabla de consumo de drogas, educación, abolición de organismos improductivos, restructuración de la Asamblea Nacional a dos cámaras, seguridad social, etc., vivimos un conformismo donde se piensa en el yo y no en el nosotros. 

No se puede progresar sin un liderazgo valiente, que promueva disciplina en gobernantes y gobernados, tomando decisiones que no siempre van a complacer a todos, sin esto, resulta difícil poner en vereda a una Asamblea Nacional de mayoría corrupta, incapaz, improductiva y manipulable. No se podrá cambiar un poder judicial, electoral y de participación ciudadana evidentemente politizados y acusados de corrupción. No se podrá sancionar a cierta prensa que pauta y habla en favor del mejor postor.

Hacer política se ha constituido en una forma de vida para asegurarse ingresos económicos y no, como instrumento de servicio a la comunidad, en un Estado donde el voto urbano tiene variados escenarios circunstanciales al momento de ejercerlo y el voto en muchos sectores de la región interandina se divide entre múltiples aspirantes del mismo sector campesino con poca conciencia política, pero con grandes necesidades económicas. Mucho se deberá cambiar, si en verdad se quiere hacerlo, ejerciendo un liderazgo valiente que no piense en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones. 

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