Libertad de expresión

Mesías Mestanza Solano

La libertad de expresión es un tema que se ha tratado y explicado de diversas maneras por muchos pensadores; así también, se han creado normas legales y constitucionales que describen conceptualmente este derecho universal. La Declaración Universal de Derechos Humanos engloba sus elementos fundamentales como un derecho consustancial a todas las personas.

Uno de nuestros derechos civiles consagrados en la Constitución ecuatoriana garantiza y reconoce la libertad de opinar y expresar el pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones; entendiéndose hasta cierto punto que una persona pueda decir o escribir lo que se le venga a la mente, utilizando incluso una terminología poco apropiada, convirtiéndose así sus expresiones en insultos, agresiones y diatribas en contra de personas naturales y jurídicas.

Con la redacción de esta ley, el legislador debe fijar los límites hasta dónde una persona pueda expresar sus ideas sin ofender; como dijo el filósofo Jean-Paul Sartre: “Mi libertad se termina donde empieza la de los demás”. En términos generales se ha sostenido que la libertad de expresión es un principio que apoya la libertad de una persona o un colectivo para articular sus opiniones o ideas sin temor a represalias, censura o sanción posterior.

Nuestras leyes secundarias todavía guardan reservas morales ante la mal llamada libertad de expresión, ya que según ellas, no hay derecho para calumniar o difamar a nadie, puesto que el honor al buen nombre es un valor que debe permanecer incólume en el ser humano. Cabe recordar que la virtud mancillada es igual a un cesto de plumas echadas al viento en una cima… jamás se podrán recoger.

Podemos concluir entonces en que todo ciudadano puede expresar y publicar por cualquier medio sus ideas y pensamientos respetando la decencia y moral pública con sujeción a las responsabilidades civiles y penales que nuestras leyes contemplan.

Si no conocemos las leyes, recurramos a las enseñanzas y costumbres de nuestros padres, quienes impartían verdaderas lecciones de moral.

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