Margoth Bonilla V.
La falta de seguridad, el aumento de la pobreza y el cambio climático ha empujado nuevamente un alto flujo migratorio desde Ecuador; el Comité Internacional de Rescate considera que estas crisis humanitarias generadas por estos factores van a seguir incitando a las personas a emigrar de su país.
Este problema social en el Ecuador se vuelve un círculo vicioso, ya que considerando que la familia es el principal núcleo de la sociedad, y debido a esta ola migratoria, la misma se vuelve a ver debilitada, lo que ocasiona que los jóvenes crezcan solos sin control y sean víctimas fáciles de las bandas que los reclutan. El Estado ecuatoriano no podrá detener la salida de las personas que deciden migrar debido a la falta de empleo, inseguridad etc.; sin embargo, es importante que establezca mecanismos para evitar la desocupación juvenil, ya que este es un factor que aumenta debido a la falta de proyectos deportivos, sociales culturales y artísticos que permitan ocupar a nuestros jóvenes en actividades que los mantenga lejos de las bandas.
Es el momento de que la empresa privada arrime el hombro conjuntamente con el Estado para lograr auspicios y beneficios a jóvenes, con el fin de que la DESOCUPACIÓN JUVENIL sea combatida como una política de Estado. Esto generará una acción preventiva, con el fin de lograr grupos juveniles en donde se pueda tomar como semilleros de deportistas, artistas, músicos o bailarines. Es el momento de apostar por la prevención, es la hora que se busque ocupar los espacios como canchas, coliseos, y escenarios que muchas veces se encuentran subutilizados o apoderados de la delincuencia, con escuelas de diferentes actividades, esto debe ser una prioridad de financiamiento y asignación de recursos. Debemos masificar las actividades recreativas, nuestros jóvenes lo merecen.