En realidad, este tema no es tan sencillo si consideramos que la investigación penal es una ciencia humana que estudia los actos, hechos y circunstancias tanto de la víctima como del victimario para de esta manera dar respuesta por parte del Estado a la sociedad civil.
Se ha preguntado si habrá el crimen perfecto; estudiosos del Derecho han cavilado mucho, pero a la postre han llegado a concluir que no, sino más bien un crimen mal investigado; pues los delitos se cometen en un lugar y tiempo determinados y con sus singulares características, cuya escena del crimen debe ser protegida de forma inmediata por parte de personal especializado en investigaciones, que se encargará de reconocer el lugar, encontrar armas, huellas e instrumentos, pero siempre acompañados de peritos que describirán minuciosamente los indicios encontrados, es decir las primeras pistas que pueden conducir a la materialidad o existencia del delito y a la responsabilidad.
Uno de los primeros pasos en esta materia es proteger el lugar del crimen a efecto de que curiosos no destruyan los primeros indicios, no tomen con sus manos los instrumentos ni borren huellas, y sobre todo, que se cumpla rigurosamente con la cadena de custodia.
Hemos de entender que el descubrimiento de un crimen es una obra de arte que depende de los pasos perfectos que se den dentro de la fase pre procesal y procesal, para de esta manera, reunir los elementos de convicción que servirán para llamar a juicio al procesado, y que así sean judicializados en el tribunal penal.
La doctrina nos dice que el criminal deja cosas suyas en la escena del crimen y lleva otras; entonces, se puede concluir que no hay el crimen perfecto, sino investigaciones imperfectas. Claro está que no solamente es indispensable recolectar los elementos de convicción, sino, adquirirlos bajo los parámetros de legalidad y constitucionalidad, siguiendo los protocolos procedimentales, en caso contrario, todo proceso será nulo.