Grosera ignorancia

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

La candidata a la Presidencia de la República, en el último debate o no escuchó bien a través de los audífonos colocados en sus lentes, o no dimensiona el tamaño del daño causado por la presencia de la tabla de consumo de droga, que legalizó en el país su jefe de la Revolución Ciudadana, y ella misma lo afirma como de positiva; lo peor es la oscuridad intelectual en el debate al no poder discernir entre evitar la prisión para unos cuantos jóvenes por su adicción, sin advertir que hoy son más de 3 millones los niños, adolescentes y jóvenes que han caído y seguirán cayendo al pozo infernal de las drogas. Su obstinación es tal que sigue aferrada, quizás por vergüenza, no quiere dar un paso atrás y rectificar.

La mayoría del pueblo ecuatoriano no es tonto y se da cuenta del pésimo favor que le han hecho a la sociedad, con tan destructivo decreto al legalizar el consumo de drogas, fácilmente nos damos cuenta, de un antes y un después; antes de la tabla de consumo algunos jóvenes consumían a escondidas, como cuando se consumía un cigarrillo a escondidas de los padres, pero hoy, liberalizado el consumo, ¡que viva la fiesta! Ahora se lo hace delante de cualquier autoridad, aun a vista y presencia de los padres, sin que se le pueda llamar la atención. Hay madres que me han dicho textualmente, “tengo dos hijos menores encadenados en mi casa y todo por culpa de Correa, a quien jamás volveré a dar mi voto”.

Ojalá el próximo presidente, el Sr. Daniel Noboa tal como ha ofrecido suspender la tabla de consumo, aunque el mal ya está hecho, pero mejor es tarde que nunca; creemos que con solo esta acción las madres, padres y aun los jóvenes, agradecerán eternamente y lo apoyarían como a Bukele con el 90% de aprobación.

La ceguera física se justifica, la intelectual jamás, porque Dios nos ha dado raciocinio para discernir entre lo bueno y lo malo, y por ello el sadismo de querer ver a la juventud volar envueltos en drogas; los padres sí queremos que nuestros hijos vuelen intelectualmente envueltos en un ambiente sano, en la ciencia, la tecnología, con respeto, amor a Dios y a la sociedad. Hasta que dejen la perversidad, el engaño y la infamia, que Dios nos ampare.

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