El sueño americano

Mesías Mestanza Solano

Mesías Mestanza Solano

Conceptualmente, el sueño americano es conocido como la idea de prosperidad gracias a las oportunidades laborales que podrán tener quienes migran hacia los Estados Unidos con el objetivo de lograr estabilidad económica y social. Suena aparentemente bien, pero no es así, puesto que son muy pocos los ecuatorianos que, conducidos por coyoteros y a costos onerosos, llegan al país norteamericano usando vías ilegales.

Son muchas las razones que tienen los migrantes para salir de su país: supervivencia, falta de fuentes de trabajo, violencia criminal debido a extorsiones y ‘vacunas’, reagrupación familiar, y a veces también por novelería que se origina en comentarios de gente que no conoce la verdadera dimensión del sufrimiento que tiene que padecer un ilegal para llegar a tierra estadounidense.

Los medios de comunicación  dan cuenta  de las peripecias que pasan los ilegales al atravesar la selva del Darién, ubicada entre Colombia y Panamá, donde deambulan desesperados y en situaciones precarias; entre ellos hay  jóvenes, mayores, mujeres embarazadas y niños que poco a poco pierden sus energías por lo arduo del viaje; a la postre se lesionan, no pueden continuar y fallecen, siendo víctimas de los carroñeros.

De haber sobrevivido al trayecto, una vez en Estados Unidos, no es fácil conseguir trabajo, y si lo logran, las remuneraciones son bajas debido a la ilegalidad, además de laborar clandestinamente por temor a ser deportados.

El valor exigido por los coyoteros fluctúa entre  quince y veinte mil dólares por persona, sin ninguna garantía de la llegada; con ese dinero, bien podrían instalar un negocio en Ecuador y laborar en el entorno familiar. 

El sueño americano se ha convertido en una pesadilla que inicia con la hipoteca de propiedades y ‘chulco’ o préstamos de dinero con intereses superiores a los establecidos por el sistema financiero nacional. A la postre, los  viajeros se quedan sin bienes, y además, con una inmensa deuda. Otro drama es el de aquellos que mueren en el trayecto y es la familia la que queda endeudada. Quien quiera viajar, debe pensar varias veces en lo que puede ocurrir. 

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