El efecto ‘booster’

José Manuel Aguilar Reyes

Hoy en día en los EEUU se habla con mucha frecuencia del ‘efecto booster’ referente a lograr aumentar la inmunidad frente al virus Covid-19, en especial, a aquellas personas que ya han recibido las dos dosis iniciales y que se preparan para recibir la de refuerzo o tercera dosis, frente a un hecho real, estipulado por las bajas coberturas de vacunación logradas en muchos países, que superan escasamente el 50% de vacunados. Este solo hecho del bajo techo inmunitario logrado hasta hoy, debe obligar a los países a implementar la necesidad de recibir la tercera dosis, logrando con ello el efecto booster mencionado.

El tema mis estimados compatriotas pone de manifiesto, la obligada relación de las dos medicinas: humana y veterinaria, que debió evidenciarse desde el inicio de la pandemia y mantenerse activa, pues en la segunda, el ‘efecto booster’ es muy conocida, porque ha sido practicada por muchos años en los animales bovinos para lograr reforzar su inmunidad frente al virus RNA de la aftosa, iniciándose con la aplicación de un tipo de vacuna ‘líquida’, que estimulaba en el animal una inmunidad muy corta, logrando los técnicos aumentar de seis meses a un año, cuando su componente fue cambiado a “oleoso”, logrando que el inmunógeno de la vacuna sea liberado paulatinamente en el torrente sanguíneo del animal, logrando con ello el efecto indicado. Este mismo fin se aspira conseguir en la especie humana, siendo simplemente necesaria y hasta imprescindible pensar en recibir la tercera dosis o ‘efecto booster’ comentado.

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