Hace pocos días se celebró el día mundial de las ciudades, para entender por qué algunos datos:
Alrededor del 60% de la población mundial vive en ciudades, en América Latina es la región más urbanizada del mundo. En Ecuador el 63% de la población viven en las ciudades, y en Santo Domingo el 75% de la población es urbana.
Vivimos en un mundo urbanizado, las ciudades se constituyen en los principales centros de desarrollo, pero ¿qué tipo de ciudades estamos construyendo?, y ¿quiénes están construyendo esas ciudades?
Henri Lefebvre, decía que la ciudad es una obra abierta y en disputa, una creación colectiva, un ser vivo producido colectivamente. Estas reflexiones fueron tomando fuerza y han servido de base para el desarrollo del concepto del DERECHO A LA CIUDAD, que es el derecho de todos los habitantes a habitar, producir, transformar, gobernar y disfrutar de las ciudades, como bienes comunes para una vida digna.
Interesante declaración, incluso nuestra Constitución recoge este derecho, pero ¿estamos ejerciendo el derecho a la ciudad?, mi percepción es que no estamos construyendo la ciudad, o por lo menos, no una ciudad para los ciudadanos. Entonces, ¿cómo hacer ciudad con los ciudadanos?, ese el desafió. Pensar cómo participamos activamente en la creación de Santo Domingo, “la ciudad moderna”.
Hemos delegado la iniciativa y responsabilidad de pensar y crear Santo Domingo solo a las autoridades, muchos miramos cómodamente desde lejos lo que pasa sin tomar parte, ni asumir nuestra corresponsabilidad en la construcción de la ciudad que queremos.
El crecimiento de la ciudad, también ha hecho que la problemática sea más compleja, es necesario buscar hitos de movilización social. Un ejemplo claro del ejercicio del derecho a la ciudad fue el proceso de provincialización, hoy la universidad local puede convertirse en ese nuevo hito que movilice a la sociedad.
Cómo ciudadanos queremos la ciudad moderna, sí, pero sobretodo una ciudad próspera, incluyente y sostenible para todos.