Crecimiento y desarrollo

Javier Corella Sánchez

¿Qué hace que una nación o cualquier territorio en sí pueda considerarse en parámetros de bienestar? Lo harán sus reservas, los pagos puntuales de la deuda a sus acreedores, la acumulación de riquezas y su redistribución adecuada, la estabilidad legal o será acaso los niveles de satisfacción de sus habitantes, en fin, puede haber muchos parámetros. Ecuador hoy goza de niveles macroeconómicos significativos, nuestro producto estrella como lo es el petróleo WTI en lo que va del año se ha mantenido en un promedio de cien dólares por barril, dato conveniente pues nos ha permitido cumplir con nuestras deudas a tiempo.

Entonces si hay dinero para reservas ¿por qué sentimos que las cosas no van bien? Quizá en términos macro estemos bien pues hay recursos para pagar deuda, pero cuánto de esos recursos llegan a los niveles micro, es decir a la mesa de nuestras casas, reflexionemos. Pero más allá de los niveles macro que se consideran crecimiento está otro gran concepto denominado desarrollo el cual se presta a confusión con el primero, pero no lo es.

La diferencia entre los dos es el enfoque, el crecimiento de un país en un tema cuantitativo, de valores, cifras y números. Más considero que hay mayor virtud en inyectar desarrollo a la nación lo cual es cualitativo, en el dotar de bienestar, servicios básicos de calidad, dignidad, seguridad y demás parámetros que harían que los ecuatorianos se sientan bien.

Hoy más que siempre impera el desarrollo, es momento de sentirnos a placer de poder caminar por las calles con la total garantía de que nuestra vida y la de los nuestros no corra peligro. Ecuador vive momentos alarmantes en los que sentimos que día a día la delincuencia toma partida sobre los buenos. Crecer es bueno, pero desarrollar es mejor aún.

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