Con censura

Ruby Mena Melo

Ruby Mena Melo

Todas las personas tenemos derecho a la libertad de opinión y de expresión. Esto incluye no ser molestado a causa de las mismas, el de investigar, recibir informaciones y criterios, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio.

La libertad de expresión comprende todo tipo de ideas, hasta aquellas que pueden considerarse profundamente ofensivas. Está protegida por el derecho internacional, aunque es ‘legítimo’ censurarla cuando esta viola los derechos de otros o incita al odio, a la discriminación y la violencia.

La censura ha sido y sigue siendo un tema muy debatido. Algunos argumentan que la información debe censurarse para mantener a los ciudadanos seguros. Pero también hay muchos que creen que esto es una ‘profanación’ a las personas y su pensamiento.

La perspectiva tolerante es casi siempre la de un grupo social dominante. Sus puntos de vista se establecen como ‘correctos’ y solo permiten contradicciones que ellos aprueban. Según el sistema de tolerancia, el tolerante tiene derecho a decidir qué tan importantes son las opiniones y necesidades de los tolerados, y pueden elegir no escuchar, no renunciar, exigir y no causar conflictos. Porque desde su posición de poder, son ellos quienes crean y regulan la norma.

Vivimos en un mundo de contenidos cada vez más saturados, homogeneizados y globalizados. La tolerancia de alguien frente a opiniones desfavorables y voces críticas es, con frecuencia, un buen indicador de su respeto por los derechos en general. 

En la actualidad no podemos hablar con honestidad sin crear, la mayor parte del tiempo, conflictos o caos entre ideas. Estamos pasando por una generación que se ofende con facilidad, en donde se priorizan sentimientos. Donde la verdad es relativa y que nadie tenga la razón termina siendo inclusivo.

¿Acaso solo estamos dispuestos a respetar cuando la acción o palabra contraria nos parezca correcta?

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