Dos clases de razas

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

Viktor Frankl decía que, en el mundo existen dos tipos de razas: la raza de los hombres decentes y la raza de los hombres indecentes, haciendo alusión a su experiencia vivida con esta clase de hombres en los campos de concentración nazis. Allí vivió en carne propia la extrema maldad que el ser humano puede expresar y proyectar, experimentando también que, dentro de esa maldad, existe un resto de hombres en los que el instinto maligno no ha llegado a corromper.

En la vida diaria nos encontramos con estas clases de razas en todo lo que hacemos: en el trabajo, en la sociedad e incluso en la propia familia. La historia también es testigo de cómo la intervención de hombres decentes e indecentes han sopesado significativamente en su desarrollo. ¿Quiénes han generado la guerra? Los que odian la paz. ¿Quiénes han generado la esclavitud? Los que odian la libertad. ¿Quiénes propagan el odio? Los que no han experimentado el amor.

¿Quiénes son los de la raza decente? Aquellos que anhelan el progreso y el bienestar colectivo. ¿Quiénes son los de la raza indecente? Aquellos de visión corta y de experiencias fallidas. A qué quiero llegar con todo esto, a que la situación que vive el país en la actualidad se debe claramente a la proliferación de la raza de los hombres indecentes. Aquellos que siempre trabajan con sentido individualista, cortoplacista y egoísta. Se pregona el anhelo de un país mejor, pero todo lo que hacemos no aporta en nada para mejorar la situación. Siempre queriendo mejorar individualmente sin pensar en los demás, sin pensar en el colectivo.

¿Recetas para mejorar la situación? No existen. La práctica diaria es la única forma, en primera instancia, para mejorar este desastre. Es preciso identificar cómo mejorar la raza en que nos encontramos.

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