Agónico

Henry Basurto Jimbo

Henry Basurto Jimbo

Encontrándonos en el nuevo 2024, nos desanima ver cómo nuestro país simplemente no puede hacer nada contra el crimen organizado. No hay un sentir de patria, no existe vergüenza por la escandalosa imagen internacional que el Ecuador da respecto de temas de gobernanza, que simplemente parece una tarea demasiado grande para llevar a cabo. Si bien el Presidente tiene menos de dos meses en el poder, quiero equivocarme por el bien del país, en que ojalá no resulte como los que le antecedieron en el mandato.

¿Cómo puede venir la inversión extranjera a nuestro país si lo que se demuestra es que las vacunas no cesan? Simplemente, es imposible. La dura y triste realidad es que las fuentes de empleo va ser una cuestión de mucha suerte para quienes logren ingresar a un trabajo formal, esto también dependiendo si la fuente de empleo no impone lesiones a los derechos laborales o si, efectivamente, nuestros queridos legisladores son capaces de redactar una verdadera ley que goce de una real seguridad jurídica.

¿Qué hizo el Ecuador para que vivamos en estos escenarios en los que la violencia sea el amo y señor? Simplemente, omisión. No se hizo lo que se debía desde hace mucho tiempo. Se desmanteló el sistema de justicia, se eliminaron secretarías de seguridad, se redujo el tamaño del Estado y se persiguió judicialmente a la empresa pública y privada, lo cual desencadenó la inseguridad, la violencia y la victoria de quienes más balas disparen.

Ecuador pasó de ser un país amazónico a ser un país agónico, parece mentira, pero cada día la justicia y el derecho está muriendo, las instituciones sucumben ante el terror, y lo único que nos queda es confiar en que Dios aún puede tener misericordia y escuchar nuestro clamor, y al fin nos levantará en cuerpo y alma como unas verdaderas aves Fénix, no por un plan político, sino porque en verdad sintamos la necesidad de un verdadero cambio.

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