Censo para el desarrollo

Cecilia Chacón
Cecilia Chacón

Este 2022 se cristaliza el VIII Censo de Población, VII de Vivienda y I de Comunidades, luego de 12 años. La preparación ha llevado casi cuatro, fue suspendido por la emergencia sanitaria y hoy se lo realizará en medio del entorno electoral sin más retrasos, con un despliegue técnico y tecnológico que nos permitirá contar con resultados apenas un mes después de corrida la boleta censal.

El Ecuador ya le abrió las puertas al censo y el 11 de julio, Día Mundial de la Población, nos recuerda los desafíos del crecimiento exponencial de la población.

Tungurahua, por ejemplo, en el 2010 evidenció una población aproximada de 450 mil habitantes, luego de una década, las proyecciones estadísticas nos aproximan a los 607 mil habitantes.

Cada lustro 78 mil personas se han integrado a la provincia, por tanto, las demandas de servicios básicos como agua de calidad, alcantarillado, empleo decente y digno, vialidad han sido constantes en un entorno de recursos limitados.

Las novedades, por así decirlo, en la boleta censal visibilizan la realidad de la población GLBTIQ+, de pueblos y nacionalidades indígenas, afrodescendientes y montubios, de las personas en movilidad humana; ancla la boleta censal al impacto de la emergencia sanitaria por COVID-19, e incluye la pregunta de la edad del primer embarazo a mujeres desde los 12 años. Dato que nos permitirá comprender el embarazo adolescente como realidad, problemática y desafío. Otra de las innovaciones será el censo virtual lo que coloca al Ecuador en la mirada nacional y regional.

¿Qué esperamos las y los ciudadanos del censo? Pues que las próximas autoridades a elegirse aprovechen esta información para sustentar sus planes, programas y proyectos y den sentido a sus administraciones en la reducción de la extrema pobreza, la desnutrición crónica infantil, las violencias contra niños, niñas y mujeres, calidad de empleo decente y digno y nos den las pautas de un desarrollo sostenible e inclusivo y se alejen de la mirada populista acostumbrada.