Ángel Polibio Chaves

Freddy Rodríguez García
Freddy Rodríguez García

Alto como un roble, de sonrisa y mirada sinceras, que traslucían su alma generosa, Ángel Polibio Chaves caminaba por las calles con esa tranquilidad que solamente la hombría de bien proporciona, respondiendo con efecto al saludo a todos quienes reconocíamos en él a un personaje digno de respeto. Hombre inteligente, de sólida formación académica y cultural, incursionó con éxito en diferentes actividades a nivel nacional: la Abogacía, la política, el servicio público, la docencia, y lo hizo con las virtudes más excelsas que deben rodear a todo ser humano: honestidad, responsabilidad, eficiencia. Conversar con el Dr. Chaves (Polo o Polito para sus amigos) era un verdadero deleite, y luego de esa charla uno se quedaba con la sensación de haber aprendido algo nuevo, porque Polo siempre tenía algo que transmitir. Tuve el honor de ser su amigo, acompañarlo en algunas de sus lides políticas, nutrirme con su experiencia, sus anécdotas, su dominio profundo de la ley, la política y la cultura. Compartimos anhelos, identidad de principios y, lo más importante, compartimos una amistad sincera que, pese a la diferencia de edad, se fundamentó en el respeto y el cariño mutuos y, de mi parte, en la admiración que siempre sentí por un caballero de la vida como lo fue Ángel Polibio Chaves. En los albores de mi profesión tuve la suerte de trabajar con él, y fui testigo de su generosidad para transmitir conocimientos, de su capacidad, de su rectitud. Seguramente habrá muchos que, con toda razón, se refieran al legado político, profesional, de servicio público y académico que deja Ángel Polibio Chaves, pero en este día tan triste yo quiero recordar al amigo, con quien muchas veces nos tomamos un café o un trago largo en algún momento de descanso en medio de alguna actividad, o simplemente por el placer de hacerlo, por conversar, reírnos, y pasar un momento agradable. El país pierde un ciudadano ejemplar. Yo, además, he perdido a mi amigo Polo.