Un Gobierno y tres errores de gestión

Ecuador no es un país fácil de gobernar, y menos en estos tiempos. Entre errores pasados, una pandemia global, y un sinnúmero de circunstancias externas e internas que nos aquejan, se ha creado la tormenta perfecta, y todos nos encontramos atrapados en ella.

Si bien es necesario reconocer que el contexto no ha sido ni de lejos el ideal para el Gobierno, no se puede dejar de mencionar los errores propios de su gestión, que son los que principalmente le han restado a su credibilidad, a su apoyo popular, y a su propia posibilidad de construir las soluciones que el país requiere.

Los más evidentes son los errores en la gestión política. El oficialismo no ha podido generar consensos ni crear una dinámica fructífera con el resto de los partidos políticos ni con el resto de funciones del Estado. Ha tomado una posición confrontativa, incluso con sus antiguos aliados.

Pero también existen errores de gestión administrativa. El Gobierno no ha podido resolver los problemas del Ejecutivo – función de la cual tiene completo control. Existe una bajísima ejecución presupuestaria, con ministerios apenas devengando un 10% de su presupuesto. Existen conflictos con las autoridades que el mismo Ejecutivo ha designado, y constantes denuncias de corrupción.

Finalmente, existen graves errores en la gestión social. En un momento donde existe alta vulnerabilidad social, no se han podido mejorar las condiciones de vida de la población en general. Los programas han sido insuficientes y/o ineficientes, y existe la sensación de que los servicios públicos siguen desmejorando. No parece existir una fuerte conexión entre las necesidades sociales y la acción gubernamental.

Se deben entender y reconocer los propios errores de gestión. Estos están más cerca de ser solucionados, pero dependen de una visión honesta de su propio accionar y las ganas de rectificar.