Ahora sí: ¿un estado fallido?

Ugo Stornaiolo

Noticias desalentadoras desde el exterior. L’Humanité de París titula: “Ecuador es un verdadero paraíso para la criminalidad”. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, declaró: “no podemos permitir que Ecuador se desestabilice en manos del crimen organizado”.

De los estallidos patrocinados por Leonidas Iza y los intentos desestabilizadores del correísmo se pasó a una guerra entre el Estado y el crimen organizado. El caso Metástasis demostró que hay grupos fácticos que tienen secuestrado al país. Secuestro, en vivo y en directo, de un canal de televisión lo que, en buen romance, equivale a secuestrar la libertad de expresión.

Metástasis dio a conocer que, durante 17 años, la mafia política se enquistó en todos los poderes. Las evidencias: la salida de las fuerzas estadounidenses de la Base de Manta, la ciudadanía universal y las relaciones del régimen de Correa con las guerrillas de las FARC y las ELN de Colombia y, luego, con sus disidencias. Hay una carretera “a la nada”, construida en Mataje…

“Claro que había paz con Correa”, escribe con ironía la columnista Cristina Villagómez. Agrega que “Ecuador ha pasado a ser una versión amorfa de Sodoma y Gomorra”. Aunque se sienta como que la delincuencia recién se desató, son varios años de gestación: 17.

Rafael Correa evocaba, entre tweets, nostalgia y amargura, 17 años después de asumir el poder: «jamás he dudado que volverán los días de gloria, pero el daño ya es inmenso, y no veré en vida a mi Patria desarrollada». ¿Tiene amnesia el exmandatario?

No hay instituciones sólidas. Manzanas podridas por todo lado. En once años de presidencia, con un ordenamiento jurídico a la medida y una prensa autocensurada, el correísmo puso el Estado a su servicio. No hubo paz en esa época, solo silencio y complicidad.

Thalía Flores escribía: Noboa “no habría imaginado jamás que antes de cumplir dos meses como mandatario estaría librando una guerra nada menos que en contra del crimen organizado; un enemigo siniestro y destructor”.

Alfonso Reece se pregunta “¿tocamos fondo?”. “Es la primera vez en la que quienes intentan controlar la sociedad son directamente los antisociales”. Para Simón Pachano, la única manera de controlar a los delincuentes es neutralizar la ruta del dinero sucio. Pancho Huerta dijo, tras Angostura, que el país corría el riesgo de convertirse en “una narco democracia”. El mismo Noboa lo ratifica: “luchamos todos los días para no convertirnos en un narcoestado”. Ahora sí: ¿Ecuador es un estado fallido o todavía hay tiempo?