Paco Moncayo Gallegos
Un plan integral de seguridad está orientado a enfrentar todas las amenazas y riesgos que puedan alterar la paz y tranquilidad de los seres humanos. Las amenazas son generadas por actores con capacidad de poder y voluntad de ejercerlo. En Ecuador, el crimen organizado, vinculado al narcotráfico y otros delitos conexos, constituye la mayor amenaza, seguida por la violencia política ejercida contra la estabilidad democrática del país. En ambos casos se afecta la garantía constitucional de una cultura de paz, seguridad integral y a una sociedad democrática y libre de corrupción.
Los riesgos pueden originarse en condiciones de la naturaleza o en acciones de los seres humanos; en el primer caso, Ecuador, debido a la naturaleza de su territorio y su posición geográfica, enfrenta riesgos volcánicos, sísmicos, hidrometeorológicos, incendios forestales, entre otros. Hoy observamos como las intensas lluvias destruyen una infraestructura vial, cuya fragilidad tiene dos causas fundamentales: la corrupción, porque los contratistas tienen que pagar sobornos y coimas a costa de la calidad de la obra y, tan grave como esto, la falta de mantenimiento, en virtud de que los políticos prefieren las inauguraciones y no asumen la responsabilidad de cuidar inversiones realizadas con anterioridad. Se advierte puentes de costos millonarios arrasados por correntadas, simplemente porque nunca se removieron las palizadas que se iban acumulando en sus estribos, en cada temporada lluviosa.
A esto se suma la desarticulación de un buen sistema de Defensa Civil que funcionó por muchos años, con intensa participación de un voluntariado cívico que, organizado desde cada parroquia y cantón, trabajaba permanentemente en planificación, capacitación y prevención, bajo la dirección de las autoridades locales, constituyendo los municipios, como en todos los países, la primera trinchera de protección. Por esto, el Plan de Seguridad Integral del Distrito Metropolitano de Quito fue reconocido internacionalmente y, en particular, su proyecto ‘Laderas del Pichincha’, cuyo abandono el pueblo tuvo que lamentar. Sería recomendable que los miembros de la Secretaría de Seguridad, analicen estos temas y tomen los correctivos necesarios.